Siempre me he preguntado desde que estalló la crisis gubernamental de lo que se conoce como el proceso 8.000, con sus elefantes incluidos, ¿qué le hubiera pasado a Colombia si el gobierno de Ernesto Samper, en pleno, presenta su renuncia con el fin de encontrar una salida a la encrucijada política que vivíamos en esos tiempos turbulentos?
PPK asumió la presidencia del Perú el 28 de julio del 2016 en medio de un ambiente de incertidumbre. Ya, había estallado el escándalo de Odebrecht, el cual tiene preso al presidente Ollanta Humala junto con su vicepresidente.
A lo anterior, se sumó que PPK no contaba con la mayoría legislativa para gobernar. Es importante resaltar que para el caso peruano corresponde a un congreso unicameral; ejemplo que deberíamos seguir en Colombia. Al no contar con la mayoría legislativa, PPK tuvo que recurrir a las alianzas para gobernar las cuales, como la Unidad Nacional de JMS, son pegadas con babas porque mientras que al político lo que le interesa es proteger sus intereses, al presidente de turno lo que le interesa es gobernar a toda costa, inclusive si a ello tiene que renunciar a sus intereses o valores personales.
Como lo refirió PPK en su video de renuncia, la artimaña de demolición en contra de su gobierno comenzó desde el primer día. Bajo una crisis gubernamental generada por actos políticos subjetivos, el gobierno de PPK fue objeto de constantes ataques.
La confrontación entre la vieja clase política peruana y la renovada por cuenta de la llegada de PPK al poder produjo el desgaste de su gobierno tocando fondo con la renuncia de un presidente sui generis para el Perú teniendo en cuenta que a su haber PPK reúne un perfil superior al promedio de los políticos no solo peruanos, sino latinoamericanos, en general: académico, economista, empresario, músico, escritor.
Cuando el Perú se encuentra ad portas de la conmemoración de su bicentenario de fundación e independencia como Nación, la unidad de su pueblo en torno a PPK quien buscaba sacar de la crisis gubernamental en que se encuentra el país Inca con un toque de categoría académica, se desinfló con el destino final de PPK.
En términos generales, América Latina se merece estar en un pedestal diferente al que se encuentra pero su clase política no la deja avanzar, como bien lo comenta PPK.
Ahí, está el caso venezolano con Maduro y su clase política quien se aferra al poder. Ahí, está el caso del gran Lula: ad portas de una prisión por el mismo escándalo de Odebrecht sumiendo al Brasil en una profunda crisis de la clase política dirigente entre quienes están con el Foro de Sao Pablo y quiénes no.
Ni hablar del caso argentino donde los Kirchner junto con su clase política de izquierda hicieron todo lo que se les vino en gana destruyendo a una Nación, sumiéndola en el odio de clases. Llegó Macri y la izquierda no deja gobernar.
Volviendo a PPK, se presentaron interpelaciones, censura a ministros, censura al gabinete entero, sumado a un proceso de vacancia bajo el supuesto que el señor PPK había mentido sobre su vida profesional. Una vez superado el evento en diciembre, se volvió a la carga con los mismos hechos, las mismas denuncias.
Como corolario a su penosa situación se presentaron no solo los Kenji videos, sino una serie de informes de la malqueriente clase política. Informes de carácter reservado los cuales fueron utilizados y filtrados en perjuicio del Presidente.
Los parlamentarios peruanos se debatieron, entonces, entre un voto de conciencia o de consigna. Después, aparecieron videos editados, los Kenji videos, donde al parecer congresistas del gobierno afín a PPK aparecían ofreciendo obras a cambio del voto a favor del Presidente.
Lo que en Colombia se conoce como la mermelada, pero acá nada pasó. Ni, con Gaviria con el escándalo de la catedral de Pablo Escobar. Ni, con Samper con su proceso 8.000 y su mamolazo de Serpa. Ni, con JMS con la mermelada de Echeverry y Cárdenas. Ni, con el escándalo de Odebrecht, Prieto y demás. Ni, con las basuras de Petro. Ni, con Reficar. Ni, con Isagen. Ni, con la ruta del sol y las ministras impolutas. Ni, con el puente de Villavicencio. Ni, con los tarjetones del registrador.
Todo lo contrario. Entre más corrupción, más se aferran al poder.
La diferencia entre PPK y Richard Nixon quienes renunciaron vs quienes se aferran al poder.
Puntilla: ¿Le sucederá lo mismo a Iván Duque? ¿Contará IDE con la mayoría suficiente para gobernar? ¿Lo dejarán gobernar?
Publicado: marzo 27 de 2018