En Colombia no nos hemos tomado en serio los problemas del sistema educativo. Año tras año se ha vuelto común que los maestros entren en paro y que los estudiantes obtengan resultados negativos en las pruebas SABER y PISA. Llegó la hora de que dejemos de pensar en políticas de Gobierno que cada 4 años cambian, para empezar a pensar en políticas de Estado que mejoren la situación en el mediano y largo plazo.
Si bien en la actualidad el rubro de educación es el más alto del presupuesto nacional –superando incluso defensa-, invertir más en el sistema educativo no supone un logro por sí solo. Tenemos que apostarle a que ese dinero sea gastado de manera eficiente y que la cobertura, calidad y pertinencia, sean las palabras clave para pensarnos la revolución educativa que Colombia necesita.
Muchos países han logrado desarrollarse convirtiendo la educación en su bandera para poner en marcha las transformaciones políticas, económicas y sociales que en nuestro contexto permitirían modernizar al Estado, fortalecer los sectores productivos y cerrar las brechas sociales existentes –sin que ello suponga recurrir al odio de clases, la expropiación o los discursos populistas que políticos como Petro utilizan con fines electorales-.
Aprovechemos que en Colombia el existe el capital humano y los recursos para mejorar las competencias de nuestros docentes a la hora de formar y de nuestros estudiantes a la hora de formarse. La educación puede ser la base sobre la cual se continúen gestando ideas de negocio que ligadas a la agroindustria, las industrias creativas, el emprendimiento y la innovación, permitirían la rápida tecnificación de las empresas nacionales.
Por todo lo anterior, considero que llegó la hora de que el sector político, académico y la sociedad en su conjunto, hagamos un pacto por una educación digna que nos permita educarnos con los más altos estándares desde la cuna hasta la tumba.
No dejemos de creer que instituciones como ICETEX, MinEducación, ICBF, colegios, universidades, entes territoriales y centros de investigación –entre otros-, pueden realizar un trabajo articulado que con voluntad política y presión social de por medio, mejoren el sistema. Apoyemos candidaturas serias que desde el Congreso de la República y junto al próximo Gobierno Nacional, cambien el panorama educativo del país para BIEN.
Publicado: marzo 2 de 2018