“Los que votan no deciden nada, los que cuentan los votos deciden todo”, dijo Stalin.
Ahora más que nunca, hay que estar vigilantes de las elecciones presidenciales ya que Juan Manuel Santos (JMS), hará hasta lo imposible para detener el triunfo del candidato Iván Duque Márquez, quien marca en las encuesta su inminente triunfo. Y lo evitara no por haya alguna preferencia ideológica, JMS no tiene ideología alguna, sino porque no es posible que Álvaro Uribe Vélez le gane unas nuevas elecciones. Se las ha ganado todas.
Los colombianos en su gran mayoría están contentos con esta situación llena de esperanza. Pero atentos, porque desde cualquier lugar salta la libre de la trampa, como lo demostró JMS en las elecciones ante Oscar Iván Zuluaga. Y con seguridad se presentaran con sutileza toda clase de desmanes; habrá obstaculización e intimidación al elector, problemas prefabricados en la movilidad de los electores, sobre todo en los municipios y sitios de votación preferidos por los seguidores de Centro Democrático, creación de falsos testimonios, reubicación a última hora de electores, supuestos problemas jurídicos aparecidos de la nada, compra de votos, irregularidades en los puestos de votación, y hasta alteración de la votación, ya que la franja de abstención (que debe disminuir notablemente) permitiría colocar votos en las urnas como se hizo en Venezuela, donde solo votaron un millón de personas y aparecieron ocho millones de votos. Sobre todo que el registrador Galindo demostró que no es prenda de garantía electoral.
Es posible contra todo pronóstico ya que las encuestas y el fervor ciudadano es inminentemente Duquista, que se emitan unos resultados electorales que dejen boquiabierto al país, un país que espera unos resultados completamente diferentes. De JMS se puede esperar cualquier cosa. Pero se le olvida que Colombia no es Venezuela, que tiene la gran capacidad de aguante de todos los desmanes cometidos por su dirigencia. Aquí hay antiqueños alebrestados, santandereanos verracos, llaneros indignados, costeños coléricos, como para evitarlo. No es dable que un premio Nobel de Paz incite una nueva violencia tipo Bogotazo. El robo de las elecciones, sería una gran catástrofe.
Por eso, hay que pedir con tiempo la presencia de auditores de la oposición al gobierno, que se instalen como testigos del proceso electoral. Como también la asistencia de organizaciones no gubernamentales internacionales, la vigilancia de otros países latinoamericanos, como la de organismos multilaterales que auditen con independencia los comicios.
No hay ninguna posibilidad de que los candidatos que apoya soterradamente JMS puedan ganar la elección. Ya que sus candidatos están muy por debajo de Duque en las encuestas. Pero como sentenciaba Stalin, el que cuenta los votos es el que gana y JMS sabe perfectamente cómo hacerlo.
Publicado: marzo 29 de 2018