La decisión que vamos a tomar los colombianos en las urnas el próximo 27 de mayo va a determinar por completo el futuro de las nuevas generaciones de compatriotas. Como tal, venimos de 8 años de desgobierno, de mentiras, de todo tipo de artimañas politiqueras y de escándalos desbordados de derroche presupuestal que han llevado a un desprestigio sin precedentes de la actividad política en nuestro País.
La gente en la calle pide un cambio a gritos, donde se logre manejar las riendas del Estado con transparencia, con vigorosidad, sin temor a tomar las decisiones correctas y con la certeza de mejorar las condiciones de vida de todos los colombianos sin excepción, desde los más ricos hasta los más necesitados.
En este contexto, al observar los candidatos de la actual contienda electoral solo existe uno que me genera la certeza desde el fondo de mi corazón que va a lograr dicho propósito: Iván Duque. Los demás, o representan el profundo continuismo de las dinámicas de la presente administración o buscan acudir a maniobras jurídicas reprochables para mantenerse en el poder (tal como lo está haciendo Humberto de la Calle al plantear una nueva consulta a pesar de ya haber realizado una cuyos costos ascendieron a 40mil millones y de la cual recibió más de 3mil millones por la reposición de votos… ¡QUE DESCARO!) o llegan a usar insultos tan bajos como denigrar la memoria del fallecido padre del Dr. Duque, como lo hizo Petro en el debate en Columbia University.
Sin embargo, todos sabemos que es imposible llegar a la Presidencia de la República solo y por eso es necesario convocar y materializar una gran alianza por Colombia. Sin importar si se es trabajador o empresario, líder sindical o líder gremial, de la provincia o del interior, hombre o mujer, blanco, negro o mestizo, pobre o rico, todos soñamos con tener un mejor País, donde el Gobierno escuche la gente y donde haya gobernantes honestos y preparados, por lo que llegó el momento de volver a confiar, de volver a soñar en una Patria renovada y de ver en Iván Duque el hombre que encarna ese querer colectivo de un cambio sincero en la política.
No obstante, cómo es lógico en estos dos meses a todos los sectores de la Patria van a llegar múltiples ofrecimientos de otras candidaturas: burocracia, contratos o mermelada, pero, a pesar que esto pueda sonar apetecible en el corto plazo, es una realidad que quien gobierna basado en una indiscriminada repartición de dadivas y no con base en un plan de gobierno estructurado va a estar sometido a un interminable clientelismo partidista que para nada le conviene al País.
En consecuencia, esa gran alianza por Colombia se debe comenzar a forjar desde el corazón de los ciudadanos, haciéndole caso a esa intuición interna que ve en Iván Duque a un líder que tomará las mejores decisiones en pro de todos los sectores, en vez de dejarse tentar por esos ofrecimientos espontáneos y maliciosos.
La gran alianza por Colombia apenas está empezando y con el apoyo de todos los compatriotas será el motor que inspire la construcción de un mejor País durante los próximos cuatro años, de tal manera que podamos fortalecer el campo, la industria, la educación, la salud, la seguridad, la economía y podamos volver a soñar en una Patria libre, respetada y digna.
Publicado: marzo 30 de 2018