La cónsul de Colombia en Miami, Marta Lucía Jaramillo, conocida de autos por su abierta militancia en las filas del santismo y por abandonar su lugar de trabajo para cargar las bolsas de las compras de la primera dama, María Clemencia Rodríguez, ha sido objeto de muchas quejas por parte de la ciudadanía en estas fechas electorales.
Para nadie es un secreto que la cónsul resiente que la mayoría de ciudadanos que viven en el sur de la Florida sean fieles seguidores del expresidente Uribe y, en consecuencia, opositores de Santos, presidente al que señalan y critican con toda la vehemencia posible.
La señora Jaramillo proviene de una familia política. Sus padres fueron militantes del liberalismo y su hermano el petrista Guillermo Alfonso, miembro del Polo Democrático, actualmente es alcalde de Ibagué. Así que su experiencia en la política menor está más que probada.
Ante la realidad electoral de la ciudad de Miami, donde será imposible que el santismo y la izquierda radical puedan imponerse en las elecciones, la cónsul ha adelantado toda suerte de maniobras para afectar el libre desarrollo de las elecciones.
Abundan las quejas de los colombianos que en estos días han intentado inscribir su cédula para poder participar en las elecciones presidenciales de mayo y junio en caso de que haya una segunda vuelta.
El pasado fin de semana, centenares de colombianos que fueron hasta la sede consular para inscribir su cédula fueron obligados a hacer largas filas, mientras los funcionarios se tomaron todo el tiempo posible para efectos de hacer engorroso e interminable el proceso.
A pesar de las calculadas trabas ordenadas por la señora Jaramillo, los connacionales, sin importar el fuerte calor que hacía en la calle, esperaron con estoicismo.
Pero la molestia no se hizo esperar, cuando el consulado, con total desfachatez e insensibilidad, anunció que la jornada de inscripción de cédulas quedaba suspendida.
A la señora Jaramillo, que fue nombrada con el mandato de atender las necesidades de los ciudadanos colombianos, no le importó en lo más mínimo que centenares de ellos hubieran gastado todo un día haciendo fila, para luego cerrar en su cara las puertas del consulado.
A pesar de la arbitrariedad manifiesta de la cónsul general, los ciudadanos insistieron en inscribir sus cédulas. Ante la persistencia de los interesados en votar en las elecciones venideras, la cónsul Jaramillo acudió a un argumento exótico para seguir poniendo trabas: alegó que el “sistema” de la cancillería colombiana estaba caído, razón por la que no se podía proceder a continuar con la inscripción, algo totalmente fuera de lugar, pues como se advirtió desde el consejo nacional electoral, cuando hay problemas tecnológicos, esta debe realizarse de forma manual.
Urge que la procuraduría general de la nación intervenga cuanto antes al consulado de Colombia en la ciudad de Miami, donde la cabeza de esa oficina, la señora Marta Lucía Jaramillo está interfiriendo de forma descarada y abusiva el proceso electoral que se adelanta en nuestro país.
Publicado: marzo 20 de 2018