A más de 60 días de que tenga lugar la primera vuelta, el candidato uribista Iván Duque se ha consolidado como un fenómeno político similar a Álvaro Uribe en 2002. Hace menos de un mes, Duque tenía un registro muy regular en todas las encuestas. De un momento a otro, cuando entró en la recta final de la campaña por la consulta interpartidista, el aspirante del Centro Democrático tomó vuelo y se convirtió en una opción imparable.
De la mano del presidente Uribe, a quien Duque no duda en catalogar como “su mejor consejero y estratega”, el candidato del CD ha roto todos los pronósticos, convirtiéndose en una opción de poder capaz de ganar las elecciones en la primera vuelta.
El camino recorrido por Duque no ha sido fácil. Cuando empezaba su precandidatura, desde las mismas filas del uribismo recibió ataques brutales y descomedidos. Intentaron descalificarlo llamándolo “mozalbete inteligentón” y otros le pusieron toda suerte de zancadillas, echando a rodar rumores ridículos respecto de su formación política, llegando a extremos absurdos de calificarlo como “comunista”, un señalamiento que sólo puede emanar de unas mentes que requieren con urgencia intervención médica especializada.
Duque superó con solvencia absoluta los obstáculos. Se ganó un espacio en el Centro Democrático, mostrándose como una opción fresca, renovadora, ajustada a los tiempos que corren. No se amilanó ante los ataques y vio en ellos oportunidades formidables para crecer políticamente como en efecto sucedió.
Hoy, aquellos que soterradamente intentaron torpedear su candidatura, al registrar el éxito de la misma, se están montando al tren de la victoria. Eso no es extraño ni exótico en la política. Lo de Iván Duque es formidable, pero no se puede olvidar que aún falta mucho tiempo para que las elecciones tengan lugar y el candidato del uribismo está enfrentando rivales de mucho peso, experiencia y trayectoria.
El 40% de intención de voto a favor de Duque que refleja la más reciente encuesta de la firma Yanhaas además de alegrar, debe ser un campanazo para no caer en triunfalismos. Antes bien, ese sondeo es una invitación para redoblar el trabajo, asumir con mayor responsabilidad esta campaña y lograr que Duque obtenga el 50% en las elecciones de mayo y así logre ganar en la primera vuelta.
Para la democracia colombiana sería un gran mensaje que el candidato del Centro Democrático ganara en la primera vuelta. Su mandato quedaría sólidamente recubierto. Colombia, después del nefasto gobierno de Juan Manuel Santos, requiere que el próximo presidente goce de una amplísima legitimidad.
Sea entonces este el momento para sumar respaldos, atraer nuevos electores y trabajar las 24 horas a paso redoblado, sin caer en peligrosos triunfalismos, para salvar a Colombia, llevando a Iván Duque a la presidencia en la primera vuelta del próximo 27 de mayo.
Publicado: marzo 22 de 2018