El señor Juan Manuel Santos dijo esta semana en una emisora radial, que su gobierno “se siente incomprendido” y que le preocupa que “el país está metido en una ola de pesimismo sin razón alguna”, máxime, cuando “el mundo entero está viendo a Colombia como una estrella fulgurante en el ámbito internacional (…) Colombia es un caso de éxito maravilloso en todo sentido, no solamente en el de la paz, en sus indicadores sociales, en lo todo que está construyendo, en materia de medio ambiente, en su cumplimiento con el desarrollo de cultivo sostenible, cómo está protegiendo su riqueza más importante que es su biodiversidad, lo que estamos haciendo en ese frente el mundo entero lo está aplaudiendo y admirando, o sea que tenemos todo por delante.”
La egolatría, el cinismo y la mitomanía que afloran en cada una de las entrevistas que el señor Santos concede, no son novedad alguna. Sin embargo, hacer esas delirantes afirmaciones mientras este empobrecido y descuadernado país se zarandea en esta aterradora ola de violencia y descomposición que estamos viviendo por cuenta de sus malas decisiones: ¡asusta!
Ahora sí, estoy por creer en los que dicen que él está trastornado mentalmente. Su desconexión con la realidad es francamente patológica. Creo que al señor Santos, con su cuento de la paz, le pasó lo mismo que a ese actor de televisión que hace algunos años interpretó el personaje de Simón Bolívar, que se adentró tanto en el papel y disfrutó tanto los reconocimientos que le hicieron, que acabó por creer que él era el Libertador y nunca más pudo volver a la realidad.
Así está el señor Santos, completamente enajenado con su personaje de Paz Nobel Santos en el país de las maravillas. Esa nación que él describe no existe sino en su mente y si algo tienen hoy los colombianos, son razones para la desesperanza.
Por falta de espacio no mencionaré sino la que, por el momento, considero de mayor importancia.
¡El peligro inminente de caer en las garras de Gustavo Petro! Ese que fue asesor, amigo y acérrimo admirador de Chávez, y que tantas veces y de tantas maneras ha dicho que va a replicar aquí el modelo venezolano. Ese que hoy lidera las diferentes encuestas y puede ser el nuevo presidente de este país.
Porque la izquierda colombiana en pleno, incluidos narcoterroristas de todos los pelajes, que con sus inmensas fortunas y el poder de persuasión que tienen sus armas en las urnas, y el soterrado apoyo de “ciertos” gobiernos socialistas, apostarán por: ¡Petro!, alias “Aureliano” comandante del M19.
Como bien dijo el exprecandidato Rafael Nieto, aquí no podemos cometer los mismos errores que cometió la oposición venezolana. “Están en juego vida, libertades, bienes y derechos” y la única salida que nos queda es convocar esa “gran alianza Republicana que abarque no solamente a los del No, o nos podemos despedir de esta democracia que por mala que sea nunca será igual al desastre socialista.”
Estar abocados al Socialismo del Siglo XXI, es motivo suficiente para que antepongan los intereses colectivos por encima de los personales. ¡O nos unimos por nuestra Colombia, o nos despedimos de nuestra Colombia!
Publicado: febrero 26 de 2018