“Soy un minero del Sur de Bolívar y quiero reunirme con usted.” Así fue el primer mensaje que recibí hace una semana; a los dos días me insistió que si lo autorizaba a pintar unos muros en el Sur de Bolívar con mi nombre y número al senado y que por favor me comunicara con él. Me llamó la atención y llamé a Don Rodrigo Toro.
Al entablar comunicación con don Rodrigo, me dijo que era fiel admirador, que nuestro país, necesitaba una mujer como yo y que esta vez no querían apoyar a los mismos bandidos de siempre (me cepilló el ego).
Me invitó a Cantagallo, un corregimiento del Sur de Bolívar, en el cual estuve secuestrada hace muchos años.
Acepté reunirme con él en la ciudad de Bucaramanga después de varias llamadas. Al final me dijo que estaba en medio de la carretera de Barranca a Bucaramanga y que no podía asistir al encuentro porque la computadora del carro se apagó y estaba esperando que llegara el escolta con otra camioneta. Que si por favor lo podía recibir al día siguiente. Accedí y le deseé que solucionara el problema.
Ayer muy temprano me escribió para comunicarse conmigo, apenas vi el mensaje, lo llamé.
Manifestó estar angustiado por la subida de Petro en las encuestas y por los Elenos ya que sus minas, estaban en plena zona donde el ELN tiene mucha influencia. Recordé mis caminatas estando secuestrada por la Serranía de San Lucas y sentí pesar por don Rodrigo Toro. Quedamos de encontrarnos a las 2 de la tarde en un centro comercial, pero me dijo que no le gustaban los lugares concurridos porque llegaba mucho político lagarto a pedirle plata y que él quería manejar un bajo perfil (pensé que se me había aparecido la virgen). Insistí en que fuera en el Centro Comercial.
Duramos tres horas hablando con Don Rodrigo sobre el ELN, las encuestas, los bienes que comenzaría él a vender si sube Petro, los cultivos de coca en el Sur de Bolívar, la crisis en la salud y en general toda la corrupción.
Me dijo que quería donar 12 vacas a la campaña, pero le dije que no era capaz de recibirlas, y que, si el me entregaba 12 vacas, me las llevaba fijo para mi casa y de viejas se morían conmigo. No sería capaz de venderlas y menos sabiendo que se irían para el matadero. Le dio risa y me dijo que no me preocupara, que me haría una donación de 60 millones.
Se prendieron mis alarmas internas, si algo me enseñaron en la casa, es que nadie da nada gratis. Aquel hombre al final, me dijo que necesitaba 165 mil pesos porque había excedido el cupo de sus tarjetas por varios retiros que hizo durante el día.
Abundan los falsos líderes y los estafadores en campaña que llegan a soplar botellas. Lo paradójico es que uno cree que solo se acercan desconocidos pero lo triste es cuando uno conoce a gente de toda la vida, que vienen a tratar de sacar provecho… esa puede ser otra historia para otra columna.
Que don Rodrigo me disculpe si llega a consignar 60 millones de pesos el lunes. Yo le pediré disculpas por desconfiar.
Publicado: febrero 15 de 2018