Lo que hemos estado viendo durante el último año es desgarrador. Los venezolanos están huyendo de su país, dejando todo por cuenta del hambre que sufren día a día y, lastimosamente, el gobierno colombiano no se había pellizcado de esta problemática hasta hace poco.
Países con fronteras tan grandes como Colombia y Venezuela tienen momentos donde unos van para un lado y después para el otro. Durante muchos años, muchos colombianos emigraron hacia Venezuela buscando mejores condiciones laborales y de vida. Hoy son los venezolanos los que vienen a Colombia, pero lo hacen agobiados por el hambre.
El socialismo del siglo XXI logró lo que nunca se pensó que se lograría: quebrar al país más rico de Latinoamérica. Tiene a Venezuela sumida en la corrupción más violenta y con los índices de violencia más grandes del mundo.
El gobierno colombiano hasta ahora se despierta del letargo cuando ya tenemos la soga al cuello. Es más, fue cómplice de esta desgracia, cuando debía haber ayudado a cambiar ese régimen, decidió apoyarlo por cuenta del malogrado proceso de paz. Adicionalmente, utilizó los datos de los venezolanos que llegaban al país para hablar del aumento del turismo; ¿qué más se puede esperar de un gobierno que se roba elecciones, dice mentiras continuamente y que deja al país postrado?
Los medios de comunicación también se llevan su parte. No han explicado bien la problemática del vecino país de manera que se entienda el riesgo que tenemos. Hoy en día, podríamos caer en un gobierno similar y padecer lo mismo que ellos han padecido. Por eso le pido encarecidamente a los periodistas que muestren ese riesgo y esa realidad para que no vayamos a cometer el mismo error, mañana puede ser tarde.
Hoy en día, tenemos bastantes candidatos presidenciales que creen que ese modelo económico es viable; el modelo de los subsidios, el modelo paternalista del Estado gigante dueño de todo y que denigra de la empresa privada y la inversión extranjera. Lo peor es que tiene seguidores, por eso debemos cerrar filas por nuestra patria y apoyar a los candidatos que son amigos de la iniciativa privada y de tener un Estado pequeño.
Quedan pocos días para las elecciones del 11 de marzo donde elegiremos un nuevo Congreso. Debemos darle la oportunidad a caras nuevas, a personas ajenas a la política tradicional y que quieran trabajar desinteresadamente por el país. Si no cambiamos el Congreso, no podremos hacer los cambios que necesitamos.
Yo, personalmente, aspiro salir elegido al Senado por el Centro Democrático con el número 35 para trabajar por ustedes, fomentar el emprendimiento y el control fiscal, defender la familia y proteger el agua. Espero contar con su voto.
Publicado: febrero 12 de 2018