Uno de los lugares emblemáticos de los antioqueños es nuestro pueblito paisa, ese bello lugar ubicado en el cerro Nutibara, a las afueras de Medellín.
Además de ser un atractivo turístico, es un monumento a nuestra cultura, nuestra historia y nuestras tradiciones.
Construido a mediados de la década de los 70 del siglo pasado, el pueblito paisa se ha constituido en una fuente de ingresos para muchos artesanos que subsisten gracias a la posibilidad de comercializar sus productos en aquel lugar.
Con franca preocupación, hemos visto cómo se ha deteriorado el pueblito paisa, cómo los artistas que allí trabajaban han sido desplazados a lugares, lúgubres y lejanos.
Los eventos culturales que eran un atractivo para miles de personas, fueron cancelados hace más de 4 años, causándole un perjuicio tanto a los artistas como a la comunidad y, por supuesto, a los turistas que acostumbran visitar al pueblito paisa. El teatro, lleva 4 años cerrado, a merced del polvo y el abandono.
Duele y entristece que aquel símbolo de nuestra cultura antioqueña se haya deteriorado y esté a punto de ser, cómo se rumorea en las calles, privatizado.
Poco a poco han ido cerrando bellos espacios que recreaban las antiguas barberías y las fondas en las que crecieron nuestros antepasados.
El pueblito paisa ha perdido su esencia. No se nota natural. Algo que durante años fue un símbolo, hoy está reducido a la condición de una maqueta postiza que más parece una escenografía que un lugar histórico.
El mobiliario antiguo, fue reemplazado por figurines de cartón. Los enceres propios de nuestra cultura, misteriosamente fueron desaparecidos.
Para los antioqueños, el pueblito paisa es parte de nuestra identidad. Por tal razón, estoy convocando a las fuerzas vivas de Medellín y de todo el departamento de Antioquia para que sellemos un pacto para la salvación de ese emblemático lugar.
El pueblito paisa es para los medellinenses lo que Monserrate puede ser para los bogotanos, o el castillo de San Felipe para los cartageneros. Son símbolos que le dan identidad a las ciudades. En tal virtud, nosotros los antioqueños estamos en el deber de proteger y defender todo aquello que exalte nuestra cultura, nuestras raíces y nuestra identidad regional.
En tiempos en los que la pérdida de valores afecta a las sociedades, cuando las tradiciones están siendo aceleradamente desplazadas por movimientos de aculturización, nos corresponde emplearnos a fondo en defensa de los íconos de nuestra raza antioqueña. Permitir que el pueblito paisa siga extinguiéndose como si se tratara de una velita, sería imperdonable.
Sea esta una oportunidad para que los antioqueños, sin importar las diferencias ideológicas, nos unamos alrededor de un propósito común: la salvación del icónico pueblito paisa.
Publicado: febrero 19 de 2018