Como si las trampas que Santos ha hecho para favorecer a las Farc no fueran suficiente desafío a la democracia, ahora ha surgido un nuevo interrogante sobre el número de curules que tendrá la banda terrorista de las Farc en el congreso de la República.
Uno de los motivos principales por los que la mayoría ciudadana votó en contra del acuerdo con esa estructura narcoguerrillera fue, precisamente, para evitar que se les asignara cupos directos en el senado y la cámara de representantes.
Resultaba inadmisible la elegibilidad de criminales de lesa humanidad y más aún que llegaran al legislativo de manera directa, sin someterse a las reglas de juego democráticas.
A pesar de que el pueblo votó en contra de ello, Santos impuso a la brava y contra el veredicto ciudadano el acuerdo, razón por la que las Farc, el próximo 20 de julio tendrá, cuando menos, 10 parlamentarios: 5 en el senado y 5 en la cámara.
Pero en días pasados, el presidente de Fenalco, Guillermo Botero Nieto, ha hecho una inteligente y oportuna advertencia: si por algún motivo las Farc logran superar el umbral en las elecciones legislativas del próximo 11 de marzo, a las 5 curules que les regaló el gobierno habría que sumarle las que obtengan con votos populares.
Así, por ejemplo, si las Farc sacan medio millón de votos –hecho que sería verdaderamente alarmante-, aquello les asegurará entre 4 y 5 curules. La pregunta que ha surgido es: ¿Las curules que obtendrían las Farc con votos, se sumarán a las 5? Si así fuera, de la noche a la mañana y con muy pocos votos, los terroristas podrían fácilmente tener una bancada de 8 a 10 senadores, algo parecido al número de escaños con los que cuenta el partido Cambio Radical, regentado por el exvicepresidente y candidato presidencial, Germán Vargas Lleras.
Que un grupo cualquiera pueda obtener asientos en el congreso sin que medie votación alguna, es un sinsentido difícil de explicar. Resulta aún más incomprensible que los beneficiarios de ese obsequio antidemocrático sea una banda terrorista cuyos jefes, sin excepción alguna, tienen pedidos de extradición.
Pero aún más grave es el hecho de que aquella estructura criminal vaya a terminar convertida en una bancada fuerte a pesar de no tener ninguna representación popular real.
Santos y su negociador, el hoy candidato Humberto de la Calle, aseguraron que 5 curules no le iban a hacer daño al país. Lo que no aclararon en su momento es que esos 5 escaños se irían a sumar a los que puedan obtener en las urnas.
El asunto es tan delicado, que Juan Fernando Cristo quien como ministro del Interior de Santos defendió a capa y espada el acuerdo con esa banda delincuencial, le ha salido al paso a la discusión, alegando que en las Farc estaban limitadas a tener 5 curules y que en ningún caso, esas se sumarían a las que eventualmente logren en las urnas en las elecciones del mes entrante.
Pero teniendo en cuenta los antecedentes tramposos y mentirosos del presidente de la República y el talante politiquero y corrupto de los 9 magistrados del desprestigiado consejo nacional electoral, no es de extrañar que en la noche del 11 de marzo, cuando se dicten los resultados finales de las elecciones de congreso, los colombianos seamos sorprendidos con un resultado “audaz” en el que las Farc, sin votos y depreciadas por el pueblo colombiano, terminen convertidas en una de las bancadas más grandes del próximo cuatrienio legislativo.
Publicado: febrero 13 de 2018