Empezamos este año adelantando una intensa y decidida campaña política. Además de someter nuestro nombre al escrutinio del pueblo antioqueño al que le estamos solicitado su favor para que nos permita continuar en la Cámara de Representantes durante 4 años más, estamos trabajando llenos de entusiasmo en la candidatura de Iván Duque, quien resultó designado como el aspirante del Centro Democrático a la presidencia de la República.
Consciente de que resulta indispensable mantener la unidad de la coalición que ganó el plebiscito, estoy convencida de la necesidad de promover a Duque para que sea él la persona que resulte investida como candidato de dicha coalición.
El Centro Democrático es el partido con mayor credibilidad y mayor acogida en Colombia. En medio de un clima de escepticismo, descontento y desengaño causados por la polarización que ha promovido Juan Manuel Santos desde su llegada al poder, el CD ha irrumpido en la escena como un oasis. Nuestra militancia, disciplinada, coherente y activa, no se ha amilanado ante las vicisitudes que se presentan como consecuencia del duro ejercicio de la oposición.
Como bien ha dicho el presidente Uribe: en 2018 nos enfrentamos ante el gran desafío de evitar que Colombia sucumba ante las garras del totalitarismo. No está en juego un asunto de vanidad personal, sino la propia supervivencia de la República, razón por la que este es un momento para actuar y no para enfrentarnos en debates eternos que resultan inanes.
Cuando en Venezuela irrumpió la figura adusta del cuartelero Hugo Chávez, algunas voces se alzaron para advertir el peligro que se oteaba en horizonte. No fueron pocos los que en tono desdeñoso llegaron al extremo de burlarse de quienes responsablemente hacían las admoniciones. Abundaron los adjetivos y hasta los insultos. Chávez era presentado como la vacuna para curar el virus de la corrupción que carcomía al Estado venezolano. Han pasado 20 años desde aquella elección y el país vecino, otrora próspero y alegre, hoy se encuentra sumido en una tremenda crisis política, económica y social que difícilmente será resuelta.
No podemos jugar con nuestro futuro. Los uribistas hemos sabido unirnos entorno a propósitos superiores, muchas veces dejando de lado nuestras preferencias personales. Tenemos en Iván Duque a un líder integral. Se trata de un joven inteligente, preparado, capaz, trabajador y consciente de que en Álvaro Uribe contará con un guía perenne cuyo consejo es necesario para rescatar a Colombia de la crisis en la que se encuentra.
Tenemos todo para ganar. Con un partido unido, un programa de gobierno perfectamente alinderado con las necesidades reales del país y una base política ansiosa de irrumpir en la campaña con decisión y entusiasmo, encontramos la clave para llegar a buen puerto en este proceso electoral.
En estas semanas de intenso recorrido por distintos rincones de Antioquia, con emoción he podido registrar el buen ánimo que tienen nuestras bases frente a la candidatura de Iván Duque. Así las cosas, con este uribismo unido alrededor de Duque, estamos perfectamente preparados para entrar en la fase de definición del mecanismo que se utilizará para la elección del candidato de la coalición del “no” que lidera el presidente Uribe y a la que se han sumado Andrés Pastrana y el exprocurador Alejandro Ordóñez.
Publicado: enero 15 de 2017