Fue un craso error buscar tanto el apoyo de la comunidad internacional, y no tanto el de la comunidad colombiana en el acuerdo de paz con la Farc. Y sobre todo avalados por dos padrinos de dudosa reputación como lo son Cuba y Venezuela. Y hoy, por el expresidente español Felipe Gonzales, quien combatió férreamente a la guerrilla de la ETA, perdiendo así toda coherencia y sindéresis. Y por el expresidente uruguayo José Mujica, un exguerrillero proclive al marxismo- leninismo, doctrina política- económica “mandada a recoger”, que ha deteriorado la economía de los países donde se ha intentado aplicar, como lo demuestran los casos de nuestros vecinos cubanos y venezolanos. Y que hace mucho tiempo la “Cortina de Hierro” descarto por ineficaz.
Hacer las reuniones para las negociaciones en la Habana fue un error estratégico por la gran repelencia de la comunidad colombiana hacia Cuba, y por la manera cerrada y poco clara como se llevó el proceso. Aunado por la gran cantidad de mentiras del presidente Santos cuando era increpado por los periodistas con respecto a algunas dudas que se tenían sobre el proceso en el tema de impunidad, participación en política y reparación de las víctimas. Eso, le quito certeza a lo que se intentaba así fuera bien intencionado. ¿Quién no quiere vivir en paz, quien no quiere que un grupo de insurgentes, poderosos narcotraficantes, que usan el terrorismo para amedrentar al gobierno y a los colombianos, dejen de matar, quien no lo quiere? ¡Todos!
Pero casi todo ha fallado en este acuerdo, que si tiene de bueno haber desarmado parcialmente al grupo guerrillero y tener sentados en la mesa civilizadamente a sus cabecillas, que no pasan de ser 15 personas muy ambiciosas. Quienes además se equivocaron al pedir tantas concesiones, y que en aras que dejaran de matar les fueron equivocadamente concedidas. Por su puesto que todos los presidentes antes de Santos han querido negociar un conflicto con la Farc buscando vivir en paz, pero que eran un imposible, porque hay cosas que no se pueden conceder, y que Santos píricamente lo “logro” porque que las concedió. Así cualquiera hace una paz.
El acuerdo que se le llamo “para terminar una guerra” no ha hecho otra cosa que recrudecerla porque dentro de las muchas concesiones que se hicieron fue no tocar los cultivos de Coca, que se incrementaron para cuando Santos los recibió en un 300 %. Cuya circunstancia ha causado el deterioro de las relaciones con USA y nos tienen al borde de una descertificación.
Todas estas causas lograron finalmente el rechazo del pueblo colombiano, que con su voto popular lo negó, lo que ha dado al traste con lo acordado, porque la condición principal como lo reza el acuerdo era que fuese aprobado por los colombianos. Por eso la paz de Santos, con mucho pesar para todos, ha dejado de ser sostenible.
Publicado: enero 11 de 2017