Mientras recorría nuestro hermoso país durante los últimos días del 2017 observé con especial preocupación un fenómeno que se ha expandido progresivamente en nuestra sociedad: el embarazo adolescente.
Cada vez es más común ver a jóvenes compatriotas, que no superan los 18 años, en estado de embarazo o con niños recién nacidos. En efecto, durante los últimos años las cifras de embarazo adolescente han aumentado en todas las regiones de Colombia, convirtiendo este fenómeno en una realidad que debe ser tratada con contundencia y la mayor seriedad posible.
Esta, sin embargo, no debe ser observada simplemente desde una perspectiva numérica de análisis de los índices de natalidad en Colombia, sino que, por el contrario, exige realizar un profundo cuestionamiento acerca de la estructura y el devenir de la familia como institución fundamental en nuestra nación.
Como sociedad debemos preguntarnos: ¿Qué está pasando con la educación que reciben nuestros hijos? ¿Qué ha sucedido con la enseñanza de valores en las nuevas generaciones? ¿En qué escenario institucional están creciendo los menores en Colombia?
Las respuestas a estas preguntas, lejos de quedar en el olvido de una discusión retórica, deben ser tenidas en cuenta por el nuevo gobierno que se instaure este año. La recuperación de la familia tiene que ser un eje central de la agenda programática de la administración 2018-2022, la cual debe, en cooperación con el Congreso, estructurar una solución sería, real y efectiva para evitar el incremento de este fenómeno entre nuestros jóvenes.
Si bien es verdad que nuestro país afronta otras dificultades de orden económico, social o de seguridad que requieren atención inmediata, no se puede dejar a un lado la protección a la familia como elemento trascendental en el futuro de Colombia.
La familia no puede quedar en el olvido de nuestros gobernantes. El nacimiento de un hijo es una bendición única en la vida, la cual se debe generar un escenario de respeto, estabilidad y en el momento oportuno de las vidas de las nuevas generaciones de compatriotas.
Así que ahora, que comienzan de nuevo las campañas políticas, esperemos que el tema de la familia ocupe un lugar importante en las agendas de los potenciales gobernantes. Colombia lo necesita y nuestros jóvenes se lo merecen.
Publicado: enero 5 de 2017