En primer lugar lo que debo manifestar es solidaridad con Claudia Morales por haber pasado por lo que en su columna “Una defensa del silencio” confesó. Todas las mujeres en el mundo merecen amor, consideración y protección, de lo contrario fallamos como sociedad.
Esta columna la hago, por supuesto, no para ser crítico de Claudia, sino todo lo contrario para ser crítico de quienes han hecho de este lamentable episodio, una especulación inescrupulosa aludiendo que quien cometió el hecho a Claudia fue Álvaro Uribe Vélez.
Varios temas por aclarar, en primer lugar antes de hacer la irresponsable acusación frente a Uribe, debería indagarse acerca de los viajes – publicados – de la oficina de prensa de la Presidencia, los nombres de los encargados de logística y seguridad, para así empezar a hacer acusaciones.
En segundo lugar leer juiciosamente a Claudia Morales, en su cuenta de Twitter y algunas críticas que ha hecho respecto a Uribe, donde ha podido hacer uso de su ejercicio de prensa libre, para ser crítica en democracia de Uribe y su gobierno, lo cual demuestra que antes que miedo o rencor, lo que ha habido es un tema de diferencias en democracia.
No es preciso Noticias UNO al decir que Uribe no quiso responder frente al caso de Claudia Morales, cuando otras figuras públicas si lo hicieron. Ese día me encontraba yo justo detrás de Uribe, en el barrio Restrepo de Bogotá en un recorrido político, había cientos de personas rodeando a Uribe, para pedirle una foto o saludarle, no había espacio casi para caminar, mucho menos para quedarnos de pie en algún punto, la multitud no lo permitía. Cuando la prensa se acercó a preguntar muy poco se escuchaba lo que decían, no pueden decir que Uribe no quiso contestar.
Además de lo anterior, para hacer acusaciones como estas, debe haber pruebas, pruebas de peso, acusar de violador a una persona es un hecho que marca un hito, un hito inamovible, causar este daño sin pruebas, es encausar un debate que polariza más un país que hoy está al borde del colapso.
Conozco a Uribe hace 5 años, hice parte de su grupo de trabajo entre 2015 y 2017, y aún tengo contacto permanente con él, sé de su actuar, conozco el valor que da a las mujeres, en nuestro grupo de trabajo hay 4 valerosas mujeres quienes pueden dar fe del trato personal y profesional de Uribe en estos ambientes, además de su nieta, sus cuñadas, su hermana y por su puesto su esposa, quienes con su compañía y respaldo dan prueba intrínseca de su respeto y valor por las mujeres. Reconozco al Uribe que en medio de eventos en distintas regiones del país, busca una silla – cuando no es la propia – para cederla a señoras mayores. Mi mayor prueba es mi vivencia por eso se que “Él” no es Uribe.
Publicado: enero 27 de 2018