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Desde que Claudia Morales publicó su famosa columna narrando los hechos que rodearon su violación, algunos periodistas y opinadores se han dado a la tarea de instrumentalizar ese doloroso testimonio, para arreciar sus críticas y ataques contra el presidente Uribe.
- Le recomendamos leer El caso de Claudia Morales.
Una de las más vehementes ha sido la señora Paola Ochoa, columnista de El Tiempo y panelista de la emisora Blu Radio, dirigida por el furioso antiuribista Néstor Morales. En su columna, Ochoa aseguró que “parecería que ya sabemos quién es [en referencia al violador]. Lo sabemos gracias a las pistas que dejó Claudia Morales en los últimos días. Lo sabemos gracias a sus declaraciones radiales…Lo sabemos después de leer su historial de interceptaciones telefónicas y chuzadas…”.
Paola Ochoa asegura saber quién es el violador, pero por una misteriosa razón se dedica a insinuarlo, pero quién sabe por qué motivo no se atreve a revelar el nombre.
En sus lances, la señora Ochoa hace referencia al expresidente Uribe. En su cuenta de Twitter, refiriéndose a un trino temerario del periodista Jon Lee Anderson, ella escribió: “Ya en este punto (sic), si no fue Alvaro (sic) Uribe, entonces Claudia Morales está en la obligación moral de decirlo. Y si se mantiene el silencio, es un silencio acusador”.
Por el tono empleado por Ochoa, queda en evidencia que a ella la tiene sin cuidado la tragedia de Claudia Morales. Lo que le importa y motiva es que este episodio es perfecto para tender un manto de duda sobre la honorabilidad del presidente Uribe.
El odio de Paola Ochoa contra el exmandatario se remonta al año 2007, cuando fue declarada insubsistente del cargo de consejera de la embajada de Colombia en los Estados Unidos.
En efecto, el entonces ministro de relaciones exteriores de Uribe, Fernando Araujo, al descubrir que la señora Ochoa se saltó el conducto oficial que se estableció para el manejo de las comunicaciones relacionadas con asuntos de alto interés y confidencialidad nacional, resolvió ordenar que ella fuera declarada insubsistente.
Ochoa se posesionó en aquel cargo el 27 de agosto de 2007 y duró apenas 65 días en el mismo, pues el 31 de octubre la cancillería colombiana se vio forzada a declararla insubsistente. Ella, de inmediato presentó una demanda solicitando ser reintegrada y exigiendo que se le pagaran “todos los sueldos, primas, bonificaciones, subsidios, auxilios, vacaciones, prestaciones, aportes y cotizaciones a seguridad social, y todos los demás derechos inherentes al cargo”. Así mismo, le pidió a la justicia que se ordenara “el resarcimiento del daño moral subjetivo causado, el cual estima en cuantía no inferior a cien salarios mínimos legales mensuales vigentes, liquidados a la fecha de la sentencia que se profiera”.
En el año 2012, el consejo de Estado falló a favor de Paola Ochoa, ordenando “el restablecimiento del derecho”, con lo que significó que la nación tuvo que pagarle todos los sueldos, primas y demás. Así las cosas, la señora Ochoa, recibió un jugoso cheque de aproximadamente $900 millones de pesos.
Aunque ella estuvo tan solo dos meses trabajando en la embajada en Washington, por cuenta del Estado y de la demora de la justicia en resolver esa cuestionable demanda, Ochoa se volvió millonaria. Curioso que esa analista, que pontifica sobre la moralidad pública, haya corrido a aceptar cientos de millones de pesos del Estado. La señora Ochoa percibía salarios de otros lugares en los que trabajó y, sin embargo, fue indemnizada con una cifra de dinero que difícilmente un colombiano común y corriente puede ganar durante toda su vida laboral.
Queda esclarecido el motivo de la rabia que Ochoa siente por el presidente Uribe. En su gobierno fue echada de un cargo diplomático en el que no duró absolutamente nada y aquello, como es natural, le resta cualquier tipo de credibilidad a los ataques que ha proferido en contra de Álvaro Uribe a quien ha pretendido acusar de violador.
Ochoa puede estar muy molesta y resentida con el gobierno de Uribe que resolvió sacarla de la embajada en Washington por no cumplir a cabalidad con el protocolo para el manejo de la información confidencial, pero aquello no la valida para tender un manto de duda sobre el presidente Uribe, valiéndose para ello de un episodio dramático como fue la violación de que fue víctima la periodista Claudia Morales.
Publicado: enero 29 de 2018
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