Causó una conmoción generalizada la noticia del robo a una mujer embarazada que resultó herida por los cobardes ladrones. Este hecho, se suma a los múltiples eventos de inseguridad que se están replicando de manera sistemática a lo largo del territorio colombiano.
En mi recorrido por el departamento de Cundinamarca, de manera reiterada los ciudadanos denuncian el aumento del abigeato, la inseguridad generada por el microtráfico y la presencia de algunos grupos armados. Junto al Presidente Álvaro Uribe, hemos denunciado el robo de ganado e implementos necesarios para esta actividad en la provincia de Ubaté, como también en municipios como Villapinzón y Chocontá.
La seguridad es un bien público en el que se tiene que trabajar. Para nadie es un secreto que la Seguridad Democrática impulsada por el gobierno Uribe, le devolvió la tranquilidad a los colombianos, la confianza a los empresarios y un crecimiento económico al país que no se había visto.
Esto se tradujo en un crecimiento de visitantes, que pasó de 1’200.000 en el año 2002 a 2’500.000 al cierre del año 2009. En materia de inversión extranjera, esta creció un 50% en los 8 años del gobierno y la economía creció, pasando de 2.2% a 7.5%.
Lamentablemente, esta situación hoy es contraria a las cifras anteriores. El deterioro de la seguridad se refleja en el aumento de homicidios a líderes sociales, según lo denunció la Comisión de Verificación de la ONU. Así mismo, el hurto a personas aumentó un 31.2% según la fiscalía las cifras pasaron de 107.117 casos a 141.597 entre él año 2016 y 2017. El hurto de celulares, pasó de 36.939 a 54.559 aumentando un 47.7%.
En Cundinamarca la situación también es complicada. El hurto de celulares aumentó un 67% y el de residencias en un 91.5%. Municipios como Soacha, Facatativá, Mosquera, Fusagasugá y La Mesa lideran el top de estos delitos en el departamento.
En materia de homicidios, el año pasado cerró con 404. Lo preocupante de esto es que en solo Soacha se dan la mitad de estos, algo que no puede continuar y toca analizar, para ponerle los ojos a un municipio que debido al olvido y la falta de voluntad política se está convirtiendo en una bomba social, que en cualquier momento va a explotar.
El microtrafico y consumo de drogas también ha crecido aceleradamente. Municipios como Girardot, Fusagasugá y Soacha lideran esta triste realidad. Como joven me comprometo a combatir este flagelo, no podemos permitirles a los delincuentes que atrapen a nuestros niños y jóvenes y los lleven por el camino del vicio y el crimen.
Es por esto, que, la seguridad volverá a ser protagonista y le vamos a devolver la esperanza a los colombianos y en mi caso particular a los cundinamarqueses.
Tenemos que ser contundentes brindándoles a las autoridades las herramientas necesarias para que se apliquen de manera correcta las sanciones y se castigue enfáticamente la reincidencia de este tipo de delitos.
Debemos trabajar unidos, para que la legalidad le gane la batalla a la ilegalidad.
Publicado: enero 22 de 2018