Análisis de Camilo Rubiano
Ya entró en marcha el año 2018 y pasadas las dos primeras semanas de enero muchos descansaron y recobraron energías para enfrentar lo que viene desde los distintos sectores.
Para nadie es un secreto, que el año qué pasó fue uno de los más complicados para el país en por lo menos 20 años. El crecimiento no alcanzó a superar el 1.6%, muy lejos de lo proyectado por el gobierno nacional y del promedio regional. El comercio tuvo su peor diciembre y como consecuencia, un año supremamente negro en materia de ventas. Según Fenalco, las ventas acumuladas del año pasado se ubicarían en -0.6%.
Esta situación, en gran medida se dio por la absurda reforma tributaria que impuso el Presidente Santos, donde de manera regresiva aumento el IVA al 19%, golpeando directamente el bolsillo de los colombianos sin importar su estrato y llevando a que en la gran mayoría de los casos, los hogares colombianos se endeudaran para poder satisfacer sus necesidades. Este efecto se ve reflejado en una cartera morosa de más de $19 billones de pesos que representa cerca del 40% de los créditos que hay en el país.
A la delicada situación económica, se le tiene que sumar un preocupante momento por el que está atravesando la institucionalidad del país. Las cifras de corrupción son alarmantes, en los casi 8 años de la administración Santos según Transparencia por Colombia, el costo de la corrupción pasó de $13 a $60 billones de pesos. El derroche de este gobierno en mermelada y burocracia, no es más que una bofetada al pueblo colombiano que está pasando afugias con tanto impuesto y tanta deuda. Mientras el Presidente nos manda a apretarnos el cinturón, él aumenta su nómina en cerca de $800.000 millones de pesos, algo cínico e injustificable. Por otro lado, siempre está dispuesto a conversar con los terroristas de las Farc para garantizarles todos sus pedidos y se niega a dialogar con los colombianos de bien como ocurrió en Urabá en los recientes hechos ocurridos las anteriores semanas.
Sin embargo, este año tenemos la oportunidad de darle un vuelco a esta situación, pensar en un país donde el protagonista sea la anticorrupción y no la corrupción, donde tengamos un campo más competitivo, equitativo y con calidad de vida. Los productores del campo, necesitan un presupuesto con mayores recursos destinados a bienes públicos, como la infraestructura, los distritos de riego y las herramientas que permitan generarle un valor agregado a sus productos.
La nueva generación de colombianos, merece unos gobernantes que realmente los representen. Colombia es un país joven y Cundinamaraca aún más, ya que cerca del 50% de su población es menor de 30 años. Esta es la razón que nos debe impulsar a promover políticas públicas dirigidas a los jóvenes, debido a que la actual situación de ellos es muy preocupante. Por un lado el desempleo según la OIT es de los mayores de la region, cerrando el año pasado en un 20% y por otro lado, los niños y adolescentes están inmersos en una mala alimentación y expuestos al microtrafico y la drogadiccion.
Este 2018 los colombianos tenemos el mayor reto, y en materia personal, me comprometo a asumir el reto de representar esos nuevos liderazgos que quieren irrumpir en la política nacional, nuevos liderazgos que vean la política con P mayúscula, con P de propuestas y principios y de esta forma derrotar la politiquería y las prebendas de tiempos pasados.
De la mano del Presidente Álvaro Uribe seremos la bancada de gobierno más grande y trabajaremos sin descanso para llevar a la presidencia a Iván Duque, la persona que sin lugar a dudas cumple con todos los requisitos que la actual coyuntura exige como la renovación, la preparación y la disciplina.
Colombianos, los invito a que asumamos este reto y que con alegría le devolvamos la esperanza a Colombia y a Cundinamarca. Para Colombia lo haremos con Iván Duque a la presidencia y Álvaro Uribe al Senado. Para Cundinamaraca la respuesta sería marcando el número 102 en el tarjetón de la Cámara de Representantes por Camilo Rubiano.
Publicado: enero 15 de 2018