“Esperamos que el presidente sepa encontrar pronto, la senda para salir pronto (sic) de este momento de crisis en el que se encuentra el proceso de paz.”
Insustanciales palabras si las hubiera dicho cualquiera de los defensores de la funesta componenda de La Habana, sin embargo, habiendo salido de la boca del narcoterrorista de las Farc alias “Iván Márquez”, poco después de que el Senado hundiera el proyecto de ley que creaba esas 16 Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz para la Cámara de Representantes en los periodos 2018-2022 y 2022-2026”, que son decisivas para que los narcoterroristas puedan llevar a cabo sus planes para la toma del poder, sabemos que contienen una orden perentoria para que el señor Juan Manuel Santos, a la mayor brevedad, recurra, como lo ha hecho en tantas otras ocasiones, a cualquier argucia que le permita retorcer la norma para poder pasar por encima de esa decisión del Congreso.
Ahora bien, como toda orden que ellos dan va acompañada de sus respectivos chantajes y amenazas, tampoco demoró alias “Jesús Santrich” en decirle que “el Estado está sembrando las condiciones para que resurja la violencia”, y en coaccionarlo mostrándole de qué manera pueden afectarle la mesa de negociaciones que tienen con los criminales del ELN, advirtiéndolos de que tengan cuidado, que “tienen que pensar muy bien lo que va a firmar porque lo que se está observando en este momento es el incumplimiento en la práctica a este acuerdo que se firmó con las Farc”.
El señor Santos, desde el momento en el que entregó el país a cambio del premio Nobel de Paz, para saciar su patológica vanidad, no tiene más alternativa que cumplir a rajatabla con todas las exigencias de esos rufianes.
De allí que, a partir del hundimiento de las curules, hemos visto como en cuanta intervención que ha tenido, no ha parado de advertirnos que él va a hacer lo que sea y como sea, con tal de rescatarlas: “el Senado se equivocó (…) acudiremos a las Cortes (…) pelearemos porque ese proyecto sea aprobado por las víctimas y porque fue uno de los compromisos hechos en la mesa de negociaciones (…) la ley y la conveniencia están de nuestra parte, la democracia tiene caminos vamos a seguir luchando para cumplir con los acuerdos y para cumplir con la paz.”
A marcha forzada tiene trabajando ya ese nauseabundo engranaje que ha desdibujado por completo la moral, la ley, la institucionalidad, la separación de poderes, etc. “Ad portas” estamos de presenciar otra de esas grotescas piruetas con las que le “tuerce el pescuezo” a la ley cuando esta no lo favorece, como cuando se robó el plebiscito.
Cuánto me duele ver mi patria ¡en manos de bandidos!
Publicado: noviembre 11 de 2017