Su aura mesiánica y gran carisma me recuerda a John Fitzgerald Kennedy. Alguien muy cercano a él me dijo que junto con Simón Bolívar era uno de sus personajes favoritos. Y de verdad que se parecen; en su juventud, el amor a la familia y el afecto por los niños, esta, razón de ser de todo gobernante sensato.
Duque como lo estuvo Kennedy en su momento, está pletórico de sueños e ilusiones en cambiar el pésimo rumbo de Colombia. Y lo mejor de todo es que sabe técnica y políticamente como hacerlo. Iván se ha convertido en un fenómeno de masas, su carisma, gran poder de oratoria y el profundo conocimiento que tiene de los temas nacionales han sido los factores claves para deslumbrar a su auditorio, lo que lo hace un maestro como nadie en la discusión y los argumentos. Su cara fresca me recuerda al debate Nixon–Kennedy, donde John Fitzgerald volvió añicos a Richard, y ganó la presidencia de EE.UU.
Cada vez que habla de los problemas del país lo hace con enorme profundidad de conocimiento y con una certera capacidad de formulación, que nos hace ver en un santiamén las posibles soluciones. A pesar de su juventud lleva años en la administración pública, al lado de su mentor Álvaro Uribe Vélez. Estudiando los problemas del país y las posibles soluciones que necesita para combatir la pobreza y la lucha para contener la izquierda recalcitrante que coquetea con el socialismo del siglo XXI, y que han querido implantar en Colombia los del nefasto Foro de Sao Pablo. De allí su propuesta de revisar el acuerdo de La Habana y corregir las diferentes anomalías que no hacen posible la convivencia entre los colombianos. Sus ideas para luchar contra el pobre crecimiento de la economía que nos dejan ocho años del gobierno de Juan Manuel Santos lo hacen el hombre clave en el momento justo en que la patria más lo necesita, porque el pobre desarrollo económico y social sigue siendo la causa de muchos de nuestros males. Duque a pesar de ser un técnico tiene como Kennedy gran sensibilidad por los más desvalidos y su lucha contra la pobreza y la contención del comunismo es el “leitmotiv” de su vida en la política nacional.
Hacía muchos años no salía un líder de estas calidades, que nos hace ver dentro del oscuro panorama que vive la nación una luz de esperanza, con propuestas reales; como la de incentivar el emprendimiento con estrategias como la de bajar los impuestos a las empresas para que puedan crecer, aumentar los salarios para incrementar la demanda (cosas que también hizo exitosamente Kennedy en 1962), combatir la corrupción con transparencia, y acabar con los monopolios en la contratación estatal y el emprendimiento. Y como premisa principal estimular la investigación, la ciencia y la tecnología, incentivando todas las ramas de la educación y el aprendizaje, para crear nuevas oportunidades a los colombianos.
Publicado: diciembre 21 de 2017