En estos últimos días, las redes sociales se han visto estremecidas por los testimonios y publicaciones hechas a través de la cuenta que creó la “Corporación Rosa Blanca”, una ONG integrada por mujeres y niñas que fueron víctimas de las Farc.
La irrupción de esta organización, que en pocas horas ha sumado a cerca de 6 mil seguidores, es un gran aporte al conocimiento de la verdad y a la reivindicación de los derechos de quienes fueron víctimas de esa estructura narcoterrorista.
Llevo cerca de 4 años luchando desde la Cámara de Representantes por la niñez colombiana, particularmente por los derechos de los miles de niños que fueron reclutados forzosamente por parte de las Farc.
He defendido la tesis de que no todos los delitos cometidos por esos criminales pueden ser perdonados, razón por la que conductas como el reclutamiento forzado tienen que ser castigados, a la luz del Estatuto de Roma, con penas efectivas de prisión.
En su cuenta en la red social Twitter, las integrantes de “Rosa Blanca” han publicado videos estremecedores de la forma como fueron maltratadas las niñas reclutadas por los distintos frentes de las Farc. Así mismo, han publicado los testimonios de algunas de ellas, en los que narran los vejámenes a que fueron sometidas, los abusos que tuvieron que padecer y los delitos sexuales de que fueron víctimas.
El silencio y el ocultamiento son los principales cómplices de la impunidad. En aras de reivindicar los hechos y de no permitir que los crímenes que las Farc cometieron contras las niñas y las mujeres de Colombia pasen al olvido por decreto, esfuerzos como el de “Rosa Blanca” merecen el respaldo de toda la ciudadanía, pues la paz no se construye enterrando la cabeza en la arena como si la sociedad fuera un avestruz. La paz se alcanza, luego de que se conozca la verdad, los responsables sean receptores de un castigo real y las víctimas sean reparadas de forma integral. Mientras no se cumplan esos tres elementos, difícilmente una sociedad podrá recuperar la concordia.
Hoy, estamos frente a un escenario realmente alarmante. Las víctimas han sido perfectamente despreciadas, mientras que los victimarios son receptores de toda suerte de prebendas y premios. El fin de semana, con angustia tuvimos que registrar cómo un sanguinario que obligó a una niña de las Farc a abortar y que ordenó que el bebé que llevaba en su vientre fuera desangrado hasta morir, sonriente se inscribía como candidato a la cámara de representantes por Bogotá. La suya, será una de las 10 curules que el gobierno le regaló a esa estructura delincuencial en el Congreso de la República.
Su presencia en el capitolio será un desafío a las víctimas, a las mujeres que como aquellas que integran a la “Corporación Rosa Blanca” sufrieron los peores abusos. Al esfuerzo de ellas para que haya justicia, debemos sumarnos todos los colombianos que queremos la paz, pero sin impunidad, sobre todo frente a los crímenes que las Farc cometieron contra las mujeres y niñas de nuestro país.
Publicado: diciembre 11 de 2017