Traté de buscar por todos lados si la palabra “desgrafar” existía y si tenía algún significado. No encontré nada. De todas maneras, su significado popular es perfecto para la situación actual del país.
Quién no se acuerda, cuando viajábamos en la Colombia de los años 80 en esas vías bastante diferentes a las que tenemos ahora, los carros, así fueran relativamente nuevos, siempre se varaban y siempre terminábamos en un taller del pueblo más cercano y el mecánico, apenas abría el capot del carro, decía: “Uy señores. Eso toca desgrafar”. Nunca supimos qué quería decir exactamente, pero siempre tuvimos claro que, lo que fuera, iba a ser costoso, demorado y que tenían que desbaratar el carro para arreglarlo.
Lo que está pasando con nuestro país en estos momentos es como la llegada a ese remoto taller. Al país toca “desgrafarlo”, toca desbaratarlo y hacer unos cambios fundamentales para que vuelva a ser viable no solo política, sino económicamente. Además, tenemos que escoger al mejor mecánico, uno que no diga mentiras.
La tarea que tenemos los colombianos en las próximas elecciones es muy difícil, creo que la más desde hace muchos años. Las encuestas hoy muestran en los tres primeros lugares a candidatos de la izquierda populista. Nunca antes habíamos tenido tan cerca la llegada de ese espectro ideológico con posibilidades reales de tomar el poder.
Los candidatos de izquierda la tienen más fácil, vender ilusiones es mucho más fácil que vender una realidad. Ofrecen y ofrecen, pero nunca miran el rubro de gastos porque no hay nada que les guste más que aumentar el déficit fiscal, el gasto público y endeudarse a tope. Imagínense lo que pueden hacer con Colombia si quebraron a Venezuela, uno de los países más ricos del mundo.
Aunque no estoy de acuerdo con volver trizas el acuerdo chambón que se firmó en La Habana, si pienso que se le debe hacer una buena “desgrafada” para que sea viable y compatible con un país demócrata y con justicia. Es aterrador la cantidad de garantías y de prebendas que les dieron a estos bandidos a cambio de nada. Hoy, en vez de estar agradecidos por todo lo que les ha dado el gobierno, lo que hacen es retar a la sociedad. Andan orondos como si les debiéramos.
Afortunadamente, cada día aparecen más desilusionados con los acuerdos. Aunque se han dado cuenta tarde, ya están viendo el riesgo en el que estamos metidos. El lanzamiento de la candidatura de alias Timochenko a la presidencia despertó a muchos dormidos, lo preocupante es que en el gobierno el somnífero fue mucho más fuerte. Creo que el resultado del plebiscito en este momento sería de 80% por el No.
Tengo la esperanza que los colombianos saldremos adelante, votaremos correctamente y le devolveremos a Colombia la esperanza que perdimos en este gobierno nefasto que lo remató un presidente por su ego y por un Nobel.
Publicado: noviembre 6 de 2017