En una decisión trascendental, la procuraduría general investigará al santista Luis Guillermo Vélez Cabrera por sus vínculos irregulares con Interbolsa.
Trascendió una decisión de gran importancia en la investigación del caso Interbolsa y que afecta de manera directa al hoy cuestionado director de la agencia de defensa jurídica, Luis Guillermo Vélez Cabrera, quien fuera superintendente de sociedades y secretario general de la presidencia de Juan Manuel Santos.
Desde el mismo instante en que estalló el escándalo de Interbolsa, se denunció que Vélez Cabrera no podría participar en dicho caso, habida cuenta de su estrecha e inocultable relación comercial y social con los dueños de aquella comisionista de bolsa, Rodrigo y Tomás Jaramillo, hoy privados de la libertad.
Cuesta entender que Vélez, quien es a todas luces un funcionario alevoso, arbitrario y poco respetuoso de las normas legales en lo que se refiere a las limitaciones de los servidores públicos, no haya sido sancionado, a pesar del cúmulo de evidencias que comprueban su relación con la familia Jaramillo a quienes él, siendo superintendente, presumiblemente asesoró, lo cual constituiría una falta gravísima.
Y aquella tesis es compartida por la Procuraduría General de la Nación, cuya sala disciplinaria ordenó el pasado 17 de octubre que se investigue disciplinariamente a Vélez “por haber presuntamente asesorado, entre otros, a Tomás Jaramillo Botero, en asuntos relacionados con Interbolsa que posteriormente podían llegar a su conocimiento…”.
A lo largo de estos años, Vélez ha intentado desvirtuar algo que resulta imposible: sus vínculos con los Jaramillo. Además de haber ser amigo íntimo, hizo parte del grupo de consejeros de los dueños de Interbolsa quienes se rodearon de importantes santistas, mientras ponían en marcha el plan que desembocó en una de las mayores estafas de la historia reciente de Colombia.
Otro de los asesores estrella de los Jaramillo es Frank Pearl, un sujeto extraño con protuberantes dificultades de comunicación que le impiden distinguir entre el español y el inglés y que ahora pretende convertirse en candidato presidencial. ¿Será el aspirante de Interbolsa? ¿El candidato de los Jaramillo?
El caso de Vélez, que hoy por hoy tiene la responsabilidad nada menos que de liderar la defensa del Estado frente a las miles de demandas que cursan en su contra, es extremadamente alarmante.
Entre los elementos que tiene la Procuraduría para llevar a cabo la investigación, existe una evidencia preocupante: cuando los dueños de Interbolsa estaban con el agua al cuello, buscaron a Vélez para que en su condición de superintendente de sociedades engavetara cualquier decisión para efectos de que no se perjudicara una negociación de último minuto que los Jaramillo estaban adelantando con un fondo canadiense. Dicha solicitud fue hecha por Tomás Jaramillo en el apartamento de Luis Guillermo Vélez.
Y él, en vez de proceder verticalmente en contra de esa solicitud, a todas luces corrupta, accedió a retrasar la intervención de Interbolsa durante un par de meses, satisfaciendo así los intereses de los Jaramillo.
Además de investigar las actuaciones abiertamente irregulares de Luis Guillermo Vélez Cabrera, no está de más que se determine si por aquellas gestiones de asesoría el entonces superintendente de sociedades, además de las gracias recibió algún tipo de emolumento o dádiva de manos de los accionistas de Interbolsa.
Lo cierto es que la investigación contra el alevoso Luis Guillermo Vélez, que estuvo acumulando polvo durante mucho tiempo, empieza a moverse y no se descarta que termine imponiéndose una ejemplar sanción en contra suya, dado el peso de las evidencias que tiene en su poder el ministerio público.
Publicado: noviembre 8 de 2017