La tercera ley de Newton nos dice que cada acción tiene una reacción. Esto aplica no solo en la física, sino también en nuestro diario vivir. Y es por ello que todas nuestras acciones van acompañadas de consecuencias, buenas o malas. Es aquí en donde algunos con responsabilidad y seriedad las asumen, les hacen frente y salen avante, mientras que otros, buscan lavarse las manos y culpar a los demás de sus errores.
Esta actitud ha sido propia del presidente colombiano Juan Manuel Santos, quien al cometer desacierto tras desacierto, bien sea por acción u omisión, siempre halla la forma de santificarse y achacar sus disparates a los otros.
Recordemos cuando Santos afirmó a inicios de abril de este año (2017) que la culpa de la mala imagen de su gobierno y del pesimismo en Colombia era gracias a los medios de comunicación. Santos daba y da por sentado que Colombia vive en el paraíso, pero los medios, según él, venden una imagen negativa a la ciudadanía y por eso el ambiente en las calles es de incertidumbre y desasosiego. Como si los ciudadanos fuésemos tan “dormidos” como para no sentir el día a día tan funesto que tenemos gracias a la incompetencia del desgobierno nacional.
Y no feliz con ello, recientemente Santos señaló y condenó a la opinión pública por su doble discurso con Farc. Es decir, no es responsabilidad del presidente haber dicho que no habría impunidad, que los cabecillas no participarían en política, que no habría curules gratis y a dedo, que no se legalizaría el narcotráfico, que no les darían emisoras, etc., etc., etc.; cuando eso sí estaba ocurriendo o iba a ocurrir. La responsabilidad recae sobre la opinión pública, quien lo presionó a tal punto que lo “obligaron”, léase bien: “obligaron”, a decir semejantes mentiras con tal de hacerle contrapeso a lo que denunciaban algunos medios y en especial a lo que denunciaba la oposición.
Ya Colombia entera reprocha y reprueba a este gobierno, por incompetente y por haberse aliado con Farc, en lugar de atender las dudas y problemas de la ciudadanía de bien. Ya Colombia entera reprocha y reprueba la corrupción de este gobierno (esa sí jamás antes vista en la historia de nuestro país). Ya Colombia entera está cansada del abandono padecido en estos últimos siete años.
Uno no puede andar por la vida, y menos en la vida pública, responsabilizando a los otros de los errores propios. Se debe ser sincero y mantener la entereza para con toda la ciudadanía, más cuando hablamos de cargos de elección popular. De Santos no esperamos nada bueno, pero sí confiamos en que esos nuevos liderazgos que surjan del Cauca y del resto del país, que surjan del Centro Democrático y de los demás partidos y movimientos, actúen con coherencia y con responsabilidad, este país lo vale, este país lo merece, estamos cansados de tanta desfachatez. Cambiemos la politiquería por la política.
Publicado: noviembre 16 de 2017