Juan Manuel Santos en su delirio mental se le ocurrió inventar una guerra, con algo que no pasaba de ser un conflicto contra narcotraficantes, que habían heredado el ideario, ese si loable y noble, de algunos, que antaño reclamaban con algo de justicia el abandono del campo colombiano. Y que en el camino pervirtieron sus creencias y se convirtieron en bandoleros, que utilizaron el terror y la violencia del poder que les daba el narcotráfico para intimidar a la población y al Estado colombiano. Y como la violencia da buenos réditos, usando ese gran poder, hoy Colombia cede ante sus reclamos otorgándoles a un grupo de traficantes de cocaína el estatus político que no tienen. Qué tiempos tan distintos a los otrora vividos, en esa sí una guerra, “La Guerra de los Mil Días”, donde se enfrentaban los ejércitos liberales y conservadores en el marco de batallas de estilo clásico (frente a frente) como las de la Laja y Peralonso.
Basta leer las proclamas del general Gabriel Vargas Santos y de Rafael Uribe Uribe, para ver que 120 años después los reclamos siguen intactos, lo cual revela que no hay que inventarse ningún otro método diferente a la atención sincera de los reclamos del pueblo colombiano. Y que el centralismo bogotano consuetudinariamente ha obviado, convirtiéndose en el primer generador de violencia.
Decía por ejemplo el general Vargas Santos en Bucaramanga en 1900: “Por aclamación del partido Liberal colombiano, y de los ejércitos que se han levantado contra el sistema político que nos rige y nos agobia, de modo indeclinable me hallo envestido del carácter de jefe de una causa y director de una guerra a las cuales da inspiración e impulso los más elevados ideales de libertad y justicia”. Tono este muy distinto a la bandera que hoy las Farc enarbola, cuya inspiración no son los más elevados ideales del bienestar del pueblo, sino todo lo contrario, no existe la más mínima garantía de reparación a los millones de víctimas que dejan a lo largo y ancho del suelo patrio con su narcoconflicto.
Y sigue diciendo el general: “los ejércitos liberales luchan por establecer en este país efectiva y definitivamente la República, y trabajan para que preponderen los más sagrados interés de la patria; la prensa libre, la garantía de los derechos de todos los colombianos sin distinción, la pureza de la práctica del sistema de sufragio que de fiel reflejo de la opinión nacional y la libre determinación de sus destinos. El partido Liberal habrá de ser los impulsores de una vida democrática que afiance el bienestar e irrigue la justicia entre las clase sociales”.
No soy Liberal y si Conservador de Centro, pero que distintos a los liberales y conservadores enclenques y pecuecas de hoy, cuyos únicos ideales son las repartijas burocráticas y el desfalco al erario público.
¡Canallas, la tierra ha de recibirlos con asco!
Y dice el general Vargas Santos:” el triunfo de las armas no significa el cobro, el ojo por ojo y diente por diente. Las represalias no entran inmotivada e inútilmente en la línea de conducta de nuestra gloriosa causa, la cual mancomuna sus ideales y sus intereses con los de la civilización” . Y termina diciendo:” por parte del liberalismo no ha sido aliento en esta lucha el propósito de cambiar las instituciones para incidir en prácticas que no se conformen con el deseo y la aceptación nacional”.
Qué diferente a haber violado en el plebiscito del 2 de octubre la voluntad de un pueblo que dijo NO a los acuerdos de La Habana, que distinto a los proclamas de las Farc de cambiar las instituciones y crear organismos de terror y persecución política como la famosa JEP.
Es que eran otros tiempos, que hoy en manos de un presidente tan enfermo como mentecato, nos ha puesto la guillotina de su delirio al cuello y que no deja otra opción, esa sí, de una verdadera guerra fratricida.
Publicado: noviembre 9 de 2017