Gabriel Silva, socio y compinche de Santos, lleva 7 años moviéndose como un lobista en los grandes negocios del Estado.
El hombre de los negocios
Desde que regresó de la embajada de Colombia en los Estados Unidos, el amigo, socio y compinche de Juan Manuel Santos, Gabriel Silva Luján se ha dedicado a hacer negocios, valiéndose de sus vínculos con el presidente y su familia.
Silva es el “hombre de los mandados” de Santos, razón por la que por su oficina particular pasan los asuntos más importantes del Estado colombiano.
Por fuera es más útil
Muchos se preguntan por qué el presidente no nombró a Silva Luján en un ministerio, dada la confianza que existe entre esos dos sujetos. La respuesta es elemental: aquel, por fuera del gobierno, es mucho más útil.
Cuando Santos salió del ministerio de Defensa, personalmente le solicitó al presidente Uribe que nombrara en reemplazo suyo a Gabriel Silva. El objetivo del actual mandatario era que su hombre de confianza llevara “a buen puerto” los procesos licitatorios y contractuales que él había iniciado al frente de esa cartera.
Silva no era un experto en seguridad. De acuerdo con personas cercanas al presidente Uribe, Silva Luján en el año que estuvo como ministro de Defensa no fue capaz de comprender la política de Seguridad Democrática.
Su paso por el ministerio fue, literalmente, para calentar la silla, pero también para controlar con celo absoluto el billonario presupuesto de las Fuerzas Militares y de la policía.
El hombre de los paraísos fiscales
Gracias a la revelación de los denominados Paradise Papers, ha trascendido que Gabriel Silva Luján tenía, por lo menos, una empresa en un paraíso fiscal. El cuento con el que han tratado de bajarle perfil a la gravísima relevación es que él y sus socios, entre los que se encuentra Juan Manuel Santos, son personas preocupadísimas por la educación. Aquello no se lo cree absolutamente nadie.
Los paraísos fiscales no son recreos de monjas, ni mucho menos. Son los destinos por excelencia de los más connotados hampones internacionales. A esos lugares llega el dinero del narcotráfico, de la corrupción, de los evasores de impuestos. Una persona honorable, que no tiene nada que ocultar, no busca un paraíso fiscal.
Que se investigue todo
Esta revelación, da pie para que se inicie una exhaustiva investigación sobre todos los negocios y transacciones llevadas a cabo por el cómplice de Santos, Gabriel Silva Luján, empezando por su paso por el ministerio de Defensa, luego su breve estadía en la embajada en Washington y los años que lleva en Colombia fungiendo como “tramitador” y lobista.
Durante el gobierno de Santos se han robado hasta los huecos de la patria. Han sido siete años de saqueo permanente. Razón tienen los que señalan que el caso Odebrecht es una mínima muestra de las multimillonarias transacciones corruptas que se han hecho durante este desgobierno.
Que la justicia investigue y determine cuál es el alcance de los grandes negocios que ha hecho el señor Silva Luján.
Publicado: noviembre 8 de 2017