Se conmemora un año más del magnicidio de Álvaro Gómez. La justicia debe oír a testigos que hay en EE.UU.
Un triste aniversario
Se conmemora un aniversario más del magnicidio del dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado, acribillado en Bogotá hace 22 años, cuando salía de dictar cátedra en la universidad Sergio Arboleda.
El doctor Gómez Hurtado, se había convertido en el faro moral de la República, en momentos en el que país atravesaba una de sus peores crisis por cuenta del comprobado ingreso de dineros de la mafia a la campaña que llevó a la presidencia a Ernesto Samper.
Un crimen impune
Desde el mismo instante en que Álvaro Gómez fue abatido, eso mismo que él llamó el régimen, empezó a moverse rápidamente para desviar la atención del crimen con el fin de encubrir a los determinadores del mismo.
Es evidente que el líder conservador le resultaba incómodo al gobierno de la época. Desde sus espacios periodísticos, particularmente la página editorial del diario El Nuevo Siglo, el doctor Gómez había logrado poner a Samper y sus secuaces contra las cuerdas. Día tras día, insistía que el gobierno no podía continuar y que era urgente implementar un mecanismo institucional que le devolviera la dignidad al Estado.
Mirar hacia los Estados Unidos
En repetidas ocasiones, el expresidente Álvaro Uribe Vélez ha elevado un clamor para que la justicia colombiana hable con los capos del narcotráfico extraditados a los Estados Unidos, quienes podrían develar los detalles exactos del complot que terminó con el asesinato de Gómez Hurtado.
El mafioso alias Rasguño, en distintas oportunidades ha dicho que el expresidente Samper fue quien dio la orden de matar al dirigente, la cual fue tramitada a través de Ignacio nacho Londoño y el corrupto excoronel de la policía, Danilo González, ambos asesinados en extrañas circunstancias.
Testigos muertos
En múltiples ocasiones, los familiares de Álvaro Gómez Hurtado han denunciado que de manera sistemática, los testigos del crimen han sido asesinados, hecho que pone en evidencia el interés que tienen los autores del magnicidio en que nunca se conozca la verdad.
En agosto de 2011, la familia Gómez publicó un formidable libro, intitulado ¿Por qué lo mataron? en el que se revelan importantes pistas de aquel crimen y se pone en conocimiento de la opinión pública los detalles de la sincronizada operación para desviar el curso de la investigación, que en estos 22 años ha pasado por más de 15 fiscales, hecho que ha impedido, como es natural, que se avance en las pesquisas.
Nos queda su legado
Las ideas de Álvaro Gómez se mantienen vigentes. Un hombre que fue firme en sus principios y que no cedió ante las presiones. Acostumbraba decirles a sus contertulios que “mi revolución es el desarrollo”, norma sencilla que desafortunadamente no ha sido aplicada a cabalidad por los gobernantes colombianos.
Quiera la Divina Providencia que algún día la justicia castigue a los miserables que ordenaron acabar con la vida de uno de los hombres más grandes de nuestra historia reciente.
Publicado: noviembre 3 de 2017