Debemos estar atentos a los cantos de sirena de la izquierda, del populismo y de otros supuestos modelos económicos.
Hace unos días fui invitado a un programa de televisión para hablar sobre la economía colombiana, cómo estaba y sus perspectivas. Éramos cuatro expositores y dos tenían una clara tendencia de izquierda. De hecho, uno trabaja en la UTL y el otro es asesor del congresista del Polo Democrático Jorge Enrique Robledo.
Es una realidad que estos sectores de izquierda han venido copando espacios dentro de los medios de comunicación. Aunque el discurso es simple, ha venido calando y han logrado -con base en mentiras- meternos en una vaca loca. Sobre esto les contaré más adelante, pero es cierto que no aguantan un rifirrafe porque lo que pregonan, como bien lo dijo un tuitero, es una película que están dando en Venezuela y que no tiene un final feliz.
En general, reniegan del modelo económico, dicen que colapsó y que toca cambiarlo. El problema que tienen es que cuando se les pregunta a qué modelo nos debemos ir, no tienen respuesta. No existe en el mundo actual un ejemplo de una economía cerrada que esté dando buenos resultados. Es claro que tenemos el modelo económico correcto, pero no siempre tenemos los dirigentes idóneos para manejarlo.
Dicen también que debemos prácticamente acabar con los tratados de libre comercio porque estos están acabando con la economía y con la industria nacional. Tienen una mirada obtusa acerca del tema que niega la naturaleza de los tratados y su doble vía donde, por un lado, llegan productos al país en mejores condiciones de precio y calidad de productos en los cuales no somos eficientes o especialistas y, por el otro, podemos vender al mundo los bienes y servicios en los que somos buenos. No se deben proteger ineficiencias, más bien debemos hacer los estudios necesarios para no gastar pólvora donde no se necesita y fomentar los productos donde somos eficientes y tenemos capacidad de generar valor. La globalización no tiene reversa, el que piense que sí, vaya un ratico a visitar Corea del Norte.
Reniegan de la inversión extranjera. La consideran como el diablo cuando esta es la mayor fuente que puede tener el país para su desarrollo y su crecimiento. Si no llegan recursos frescos es complicado generar los puestos de trabajo que requerimos, el problema que tenemos hoy es que Colombia no es competitiva tributaria ni salarialmente para que llegue esta inversión, y lo que está llegando es en su mayoría capitales golondrina y para sector minero o energético, hace bastante no recibimos recursos frescos para nuevas industrias o compañías.
Encontraron el mejor caballo de batalla en la minería donde tenemos unas grandes deficiencias en el control por parte del Ministerio del Medio Ambiente. Desafortunadamente, ha habido problemas de contaminación. Se aprovecharon de esto para convencer a poblaciones a cerrar minas y canteras en los municipios vía consultas populares. Prohibir la minería legal solamente le abre la puerta a la minería ilegal y esta minería sí es contaminante en extremo, es manejada por grupos al margen de la ley y no genera ingresos a los municipios. Lo que debemos hacer es fomentar la minería legal con buenos estándares de vigilancia y compromisos de estas compañías para no contaminar y cuidar el medio ambiente. Existen muchos países donde la ecología y el cuidado de los recursos naturales conviven con la minería.
La factura de la prohibición de la minería vía consultas populares termina generando un alto costo para el país. Por un lado, dejamos de aprovechar nuestros recursos naturales para generar divisas, recolectar impuestos de las compañías y generar nuevos empleos, por el otro, hay que pagar las demandas que ponen estas empresas a la nación por cuenta de terminar las licencias otorgadas.
Como vemos, debemos estar atentos a los cantos de sirena de la izquierda, del populismo y de otros supuestos modelos económicos que claramente no funcionan. Como van las elecciones, hoy no existe ningún candidato que tenga la fuerza necesaria para llegar al poder solo. Las alianzas serán el pan de cada día y el “dime con quién andas y te diré quién eres” será fundamental para definir el voto. No podemos apoyar a candidatos que sean respaldados por estos populistas porque algo han pactado a cambio. Nuestro país está en riesgo y no es el momento de ensayar, sino de recuperar el rumbo que se perdió hace más de siete años.
Publicado: noviembre 27 de 2017