Las universidades de primer nivel le han venido dando la espalda al sector público desde hace mucho tiempo, es por eso que la mayoría de sus egresados terminan trabajando en el sector privado. Obviamente, en materia de éxito profesional para el recién egresado es mucho más rentable económicamente la empresa privada y el país desperdicia todo ese conocimiento y a esos profesionales necesarios para fortalecer el Estado, su funcionamiento y su progreso.
Un país como Colombia con tantas desigualdades, donde la mayoría de sus habitantes viven en condiciones precarias, los coloquiales tres golpes son una utopía, la educación de calidad no está ni en los sueños y la salud se resume en una pastilla de acetaminofén, tiene también otra cara en la que unos pocos gozan de un sistema de salud y educativo de calidad junto con una muy buena dieta alimenticia. Esa desigualdad hace que los que tuvimos la gracia del destino debamos devolver parte de nuestro conocimiento al país para mejorar el futuro de nuestros compatriotas.
Así como muchas personas ayudan a los más desfavorecidos creando fundaciones, prestando servicio militar o haciendo servicio social, los que de alguna manera logramos hacer empresa, generar valor y puestos de trabajo en el sector privado y logramos una buena calidad de vida para mucha gente debemos mirar la posibilidad de servir y trabajar en el sector público para llevar nuestro conocimiento y buenas prácticas para fortalecerlo.
En resumen, la gracia con la fuimos ungidos debemos devolvérsela a la sociedad. Nada debería ser más satisfactorio que hacer algo por nuestro país y que la vida no sea simplemente acumular bienes y dinero.
Desafortunadamente, aunque necesitamos profesionales que miren más allá del dinero en el sector público, no han escatimado esfuerzos por llegar y mantenerse ahí los interesados en mermelada, prebendas y beneficios personales.
Nuestro país está en un momento histórico donde se ciernen sobre él una cantidad de amenazas como las que han sufrido nuestros vecinos. El populismo disfrazado de izquierda, la crisis de la justicia y la falta de credibilidad en las instituciones no nos dan espera. No pueden los colombianos honestos seguir acumulando y acumulando riqueza personal mientras nuestro futuro esta en juegocumulando y acumulando riqueza personal mientras nuestro futuro estuciones no nos dan espera, no puede mi generaci de á en juego.
Hoy, más que nunca, necesitamos líderes que alivien los problemas del colombiano de a pie. Políticas públicas que no dan votos, pero que llegan a los bolsillos de los colombianos como masificar los servicios bancarios, hacer un verdadero seguimiento del gasto público y velar porque este sea más eficiente, mejor dicho, una mejor repartición de los ingresos del Estado para que lleguen a donde se necesitan y no a los bolsillos de los caciques electorales junto con el diseño de una verdadera reforma tributaria que ayude a jalonar la empresa privada y el empleo formal sin perjuicio de los ingresos de la nación son acciones que deben ser llevadas a cabo.
No todos pueden llegar o estar en la arena política, pero nuestro grano de arena es fundamental para crear las condiciones que favorezcan a los servidores públicos que sirven a su país y no a los que sirven a sus familiares, contratistas y amigos.
El país se acerca a un momento de no retorno y nuestro voto es el único garante de que el camino que tomemos en 2018 sea en la dirección correcta.
Publicado: noviembre 20 de 2017