En el gobierno Santos debemos seguir los caucanos con la zozobra de que en cualquier instante nos incomuniquen o secuestren.
Al sistema de carreteras que conecta a casi todos los países del continente Americano se le conoce popularmente como vía panamericana. Esta es la vía principal del departamento del Cauca, la cual nos conecta al sur con Nariño y al norte con Valle del Cauca. Por esta senda transitan cientos de vehículos de carga y miles de personas al día.
La carencia de infraestructura vial en el Cauca nos ha llevado a depender rotundamente de la panamericana, de ahí a que nos afecte enormemente cuando comunidades u organizaciones la bloquean por algún tipo de manifestación.
Durante la Seguridad Democrática esta arteria vial no estuvo amenazada, ya que existía un ejercicio firme de la autoridad acompañado de un diálogo sincero con la población. Cosa distinta ha ocurrido durante el gobierno actual, en donde constantemente se ha visto afectada la movilidad por bloqueos parciales o totales a lo largo de estos últimos siete años. Estas obstrucciones han sido de horas, otras de días y algunas hasta de semanas, perjudicando así gravemente la economía caucana, como a la vez poniendo en riesgo la vida de pacientes, quienes en el momento de esos bloqueos debían viajar a la ciudad de Cali por sus tratamientos y se les impedía el paso, o, también, se frenaba el acceso de medicamentos y materiales clínicos a Popayán y los demás municipios, afectando a decenas de niños, adultos y ancianos que requerían cuidado médico.
Aún faltan algunos meses para que finalice el viacrucis de tener a Santos en el poder, y por ende, falta tiempo para que regrese la autoridad. Mientras tanto, debemos seguir los caucanos con la zozobra de que en cualquier instante nos incomuniquen o secuestren nuevamente. Tan cierto es, que para la última semana del mes de octubre y/o principios de noviembre se escucha que comunidades indígenas interrumpirán el tránsito en la panamericana si el gobierno no les cumple sus caprichos.
Si bien es cierto este gobierno ha sido solo promesas y papel, las comunidades indígenas del Cauca han sido privilegiadas. Nadie les había alcahueteado, apoyado y tapado tanto como Santos y compañía. Para nadie es un secreto tampoco que varias de estas organizaciones actúan conforme a la ley, son respetuosos de los demás, pues entienden que no son los únicos que habitan este país ni este planeta. Pero también existen grupos o comunidades que se comportan cual viles bandidos y terroristas, y quienes cometen delito tras delito sin castigo alguno. Ríen y disfrutan de la impunidad que les brinda su fuero indígena.
¿O es que acaso no es de criminales ingresar a la propiedad privada y quemar cultivos? ¿No es criminal amedrentar a los dueños de fincas para que dejen sus tierras adquiridas y trabajadas legalmente, ya que, según ellos (los indígenas) les pertenecen por mandato divino? ¿O no es de facinerosos impedir el paso de alimentos a los uniformados que se encuentran en el sector de Coconuco custodiando aguas tibias? ¿O no es criminal atar del cuello a un ser humano como si fuera un animal? ¿O no es de bandidos emplear armas de fuego artesanales para atentar contra miembros del ESMAD? ¿O no es de malhechores sacar a arrastras a los soldados de su base militar? ¡Criminales son!
Sabemos que a este gobierno solo se le puede exigir si se actúa como bandido, cosa que no somos los miles de caucanos y los millones de colombianos. Por tal razón debemos hacer un llamado a la ciudadanía, a nuestros paisanos para que despertemos y exijamos respeto por nuestros derechos. Los caprichos de unas minorías no pueden primar sobre el bienestar y tranquilidad de las mayorías. Debemos exigir a las autoridades municipales, a la autoridad departamental y a nuestra Fuerza Pública que ejerzan toda la autoridad, toda la fuerza que nuestra Constitución y la ley les confiere para salvaguardar los derechos de todos nosotros. Pero para ello debemos rodearles y apoyarnos, esto debe ser una lucha mancomunada. ¡No permitamos que los bandidos escudados en su fuero indígena nos continúen violentando! Es hora de actuar.
Publicado: octubre 26 de 2017