Es tan indignante y produce tanta desazón tener que soportar a los cabecillas de la banda narcoterrorista Farc, pavoneándose por el país como individuos reformados y gestores de paz, dando lecciones de moral y opinando arrogantes sobre el deber ser de la política nacional, como tener que aguantar al señor Juan Manuel Santos y a su séquito, ufanándose ante propios y extraños, porque gracias a él, “el sol de la paz brilla en Colombia” porque “FARC, la guerrilla más poderosa y más antigua dejó de existir.”
¡Tan mentirosos los unos como los otros!
Ni las Farc rectificaron su conducta, ni dejaron de existir. Siguen delinquiendo y en Colombia la única paz que hay, es la palabra que figura en el premio “otorgado” en Oslo al señor Santos.
La violencia no cesa ni en el campo ni en las ciudades. A nuestros policías, soldados y campesinos los siguen asesinando. Los secuestros continúan, las amenazas y las extorsiones a la sociedad civil pululan. Circulan panfletos amenazantes de planes pistola, siguen reclutando niños y jóvenes para que enrolen las filas narcoterroristas. Hacen retenes y queman vehículos en las carreteras. Los Estados Unidos están a punto de retirarnos la certificación por el incremento desmesurado de los cultivos ilícitos. El narcotráfico está más vigente que nunca y ¡nos devoró la corrupción!
No es sino revisar lo sucedido en estos últimos días, para ver nuestra realidad. En Miranda (Cauca), zona en la que sigue actuando el frente sexto de las Farc (uno de los muchos que siguen activos), al mando de alias “Mordisco”, fueron emboscados y asesinados brutalmente tres agentes de la Policía Nacional: Wilfrido Madrigal, Juan G. Narváez y Carlos Lara. O, la matanza de seis campesinos en Tumaco (Nariño), que aunque en un principio las autoridades, empezando por el ministro Villegas, no dudaron en achacársela a “alias” Guacho, uno de los cientos de “volados” de las Zonas Veredales Transitorias (ZVT), ahora no saben a quién acomodársela, para no desprestigiar más a las Farc. O bien, el atentado con explosivos que sufrieron antes de ayer, tres policías que se desplazaban por la vía Ocaña – Aguachica y que, obviamente, tampoco encuentran a quién atribuírselo.
Que fueron cometidos por “disidentes” de las Farc. Que no son “disidentes”, se dice “residuales”, anota el ministro de defensa. Pero no, tal vez no fueron ellos, más bien “fue la Policía Nacional”…
El mismo infierno de siempre, solamente que ahora ocultan todo cuanto pueden, y lo que por fuerza se les escapa, no se imputa a sus autores para no herir susceptibilidades y no poner en entredicho esos maravillosos acuerdos de paz concebidos por nuestro genial premio Nobel de Paz. De allí que constantemente vemos como el gobierno y las autoridades, se deshacen en malabares lingüísticos para no dar nombres y emprenden exhaustivas e interminables investigaciones que se diluyen en el tiempo.
Ejemplo: ¿Quiénes son los responsables de la bomba del Andino?
El único cambio efectuado en las Farc está en que ahora tienen un poderoso brazo político, gozan de impunidad absoluta y cuentan con un tribunal propio (JEP), para juzgar y castigar a quienes les venga en gana.
Las Farc siguen ¡Vivitas y coleando!
P.S. La única y verdadera garantía al Acto Legislativo 02 de 2017 la otorgará quien gane las próximas elecciones.
Publicado: octubre 16 de 2017