El desbarajuste del CD en Antioquia es un campanazo para el partido uribista, de cara a las elecciones de 2018.
Así nació el Centro Democrático
En un acto político que tuvo lugar en el club El Nogal en julio de 2012, el presidente Uribe dio la voz de partida para fundar un nuevo partido político en Colombia. “Soy consciente, dijo, de que necesitamos acción política, debemos emprender recorridos. Estamos en la lucha y esperamos que nuestros futuros candidatos salten a la arena”.
La idea de Uribe es que su organización sea estable y se apoye en una ideología y un programa político. Es la condición para que trascienda en el tiempo.
Hoy el balance del partido es impresionante. Fue protagonista de las elecciones de congreso y de las presidenciales de 2014. Contra la opinión de expertos en mecánica política –que cantan himnos al sistema clientelista de las listas abiertas- Uribe redescubrió el sistema de bancada disciplinada, política e ideológicamente unida. En las presidenciales, su candidato ganó la primera vuelta.
En 2015, el CD se presentó a las elecciones locales pero sus resultados fueron mediocres. ¿Qué pasó, si las encuestas decían que la mayoría quería votar por el “candidato de Uribe” en departamentos y ciudades? Y algo peor: el balance de la gestión de mandatarios locales, concejales y diputados elegidos por el partido no es óptimo.
El caso antioqueño
LOS IRREVERENTES viajaron a Antioquia para observar in situ un caso extremo: el del desquiciado concejal antiuribista de Medellín, Santiago Jaramillo Botero, quien fue elegido por el uribismo. ¿Cómo pudo ocurrir tal cosa?
José Obdulio Gaviria, le dio a este portal una explicación tranquilizadora. “Nuestro partido tiene tres años de vida y ha corrido tres carreras: congreso, presidencia y regionales. Hoy es el único partido que privilegia la plataforma política y el liderazgo del presidente Uribe. Todos los demás partidos están en cosas de la mecánica; dicen que no les interesa ‘la carreta y la teoría’. Pero en el CD también hay gente que cree en Uribe como líder y utiliza su imagen como catapulta que los lance al estrellato pero que son políticos a quienes lo único que interesa es la mecánica. Antioquia, naturalmente, fue el terreno más abonado para los paracaidistas». Según el senador Gaviria, «lo del concejal Jaramillo Botero hay que aprovecharlo como un laboratorio. Su caso nos va a servir como experiencia para que no se repita este tipo de abordaje pirata en el senado y la cámara”.
La llegada de Jaramillo al CD
LOS IRREVERENTES indagaron cómo llegó Jaramillo al CD y a la lista al concejo. Varias fuentes coinciden en que mientras todo el viejo uribismo antioqueño se concentró en el debate y la confrontación política con los partidarios de Santos y Fajardo, Fabio Valencia Cossio tomó como propia la incipiente y débil estructura organizativa. Esa es la explicación del porqué la personería del partido se puso al servicio de candidaturas tan discutibles para los antioqueños como la de Liliana Rendón a la gobernación y Juan Carlos Vélez a la alcaldía de Medellín. En ese escenario, Valencia citó una lánguida consulta para “armar” la lista al concejo, la cual quedó integrada por perfectos desconocidos.
Y uno de ellos, fue Santiago Jaramillo Botero. El personaje perteneció desde siempre a la clientela de Liliana Rendón, la frustrada candidata a la gobernación de Antioquia que quiso patrocinar la dirección departamental. Algunos afirman que Jaramillo es un calco de su jefa, “tan veleidoso, fluctuante y sin principios como ella”.
Un partido curado de espantos
El CD quedó curado de experimentos como las consultas cerradas controladas por unos pocos. La consulta de Medellín convocó apenas a 8 mil ciudadanos, todos ellos movilizados por los propios interesados. Jaramillo Botero obtuvo escasos mil votos, mientras que luego votaron por la lista 133 mil antioqueños. Las consecuencias están a la vista. Hoy el CD se queja del tipo de trabajo que ejecuta esa bancada a la que ha sido imposible unificar para enfrentar los grandes temas de la ciudad. Cada cabildante se siente dueño y señor de su curul; es una rueda suelta y no el miembro entusiasta y leal de una bancada de partido, como sí ocurre en el senado.
Antioquia es un reflejo de lo que puede suceder en el resto del país
El caso Jaramillo Botero ha servido para que la base del CD en Antioquia llame la atención a la dirección nacional respecto a la lista de candidatos a la Cámara de Representantes que deberá inscribirse antes del 9 de diciembre de 2017. La Tendencia Uribista, un sector que reúne a los viejos amigos de Uribe, ha pedido a la dirección nacional del CD que programe una especie de casting o examen de los 38 aspirantes inscritos. “Que no primen los padrinazgos ni las cuotas politiqueras; que cada candidato lleve en sí mismo las ideas y las virtudes políticas que predica el partido”, pidieron los uribistas a Nubia Stella Martínez, directora nacional del partido.
Publicado: octubre 18 de 2017