El verdadero fin de los citantes era buscar réditos político-electorales, un abrebocas en lo que respecta a la campaña.
El pasado martes 17 de octubre estaba citado el rimbombante debate anticorrupción de los Senadores y candidatos presidenciales Jorge Robledo y la bravucona Claudia Nayibe López. Ellos prometían que este iba a ser el gran debate jamás antes dado en Colombia, pues ellos, conocedores de la verdad y voces autorizadas de la moral eran los únicos que tenían el valor para dar semejante discusión como ninguna otra persona, y develar así los hechos relacionados con Odebrecht y las campañas presidenciales del 2014 y el carrusel de la toga.
Robledo y Nayibe tuvieron la palabra por alrededor de una hora cada uno. De Robledo se esperaba altura, hay que decirlo, puesto que todos los sectores políticos reconocen en él un hombre estudioso de algunos temas y por lo general de discusiones serias, aunque no en esta oportunidad. El Senador del Polo se dedicó a repetir lo que la prensa o la Fiscalía General ya ha informado al país sobre Odebrecht, fue un copie y pegue televisado. Sumándole, eso sí, su ráfaga contra el Fiscal General, esta vez con mayor inquina, cosa que deja mucho qué pensar. ¿Será que el senador trata de esconder algo que lo terminará perjudicando y concentra la atención en supuestos delitos e inhabilidades en los cuales, según él, incurre el señor Néstor Humberto? Vaya uno a saber. Lo cierto es que aquel dicho de “dime con quién andas y te diré quién eres” cambió, y ahora reza como: dime con quién andas y te diré en quién te convertirás; dicho que le aplica al senador Robledo, ya que su junta con la fanfarrona lo terminó afectando.
Por otro lado encontramos a la ya famosa Claudia Nayibe, adalid y portavoz autorizada de la moral en Colombia, quien dedicó sus minutos (martirizantes para quienes le escuchamos) a desprestigiar a todos aquellos que no piensan como ella o que no le hacen reverencia como su ego lo exige. Quien sea que diste de tales posturas no merece su bendición (vaya desgracia, ¿verdad?). La senadora de la Alianza Verde cual inquisidora moderna repartió condenas a diestra y siniestra, no se salvó ninguno de los allí presentes, su lengua parecía una guillotina con la cual cortaba cabezas sin distingo alguno. Criticó a Santos fuertemente, pero con comentarios parvulianos “justificó” su apoyo en la campaña del 2014. Para ella es fácil comprarle al diablo para venderle a Dios.
Así como los senadores y candidatos presidenciales citantes al “gran debate” desviaron lo sustancial de la controversia, de igual forma sus pares del Congreso les recordaron una a una sus incoherencias e inconsistencias, motivo por el cual quedaron desdibujados y desubicados. Como reza también aquel dicho: fueron por lana y salieron trasquilados.
El debate duró alrededor de seis horas y media, en lo personal solo pude estar cinco horas y media pendiente de este, por lo cual no sé si en esa hora que estuve ausente Roy, Benedetti y compañía intervinieron y defendieron al gobierno que les ha dado de comer. Creo que no lo hicieron. ¿Cómo será que ni ellos tuvieron cara para salir cual cancerberos a defender lo indefendible? El MinInterior Rivera, apasionado de Farc, por motivos de su investidura se vio obligado a defender al gobierno al cual pertenece, pero debió hacerlo con libreto en mano, escrito muy seguramente por Roberto Prieto y el mismo Santos.
La incoherencia no da frutos, por el contrario, en un momento u otro se termina desenmascarando al incoherente. Lo que se esperaba fuera un salto cualitativo – como dijo el Senador José Obdulio Gaviria – en lo que respecta a Odebrecht y las elecciones del 14, terminó siendo todo lo contrario. El sonado gran debate no fue más que una perorata por parte de la bravucona y el candidato Robledo.
Quedó claro que ese escenario no fue más que una pantomima. El verdadero fin de los citantes era buscar réditos político-electorales, un abre bocas en lo que respecta a la campaña presidencial de la coalición del odio (Robledo, Claudia Nayibe y Fajardo). Ellos deseaban terminar de estigmatizar a todos los sectores, para así presentarse ante la sociedad colombiana como los únicos impolutos, sacros y salvadores de la institucionalidad, pero no, no señores, así como salieron derrotados esa noche, así saldrán derrotados en la contienda electoral que se avecina.
P.D. Otra perla, la incoherente telonera de Fajardo ofrecía pizza y pantallas gigantes para quienes siguieran su show. Muy similar a esos que ofrecen tamal y tejas a cambio del voto.
Publicado: octubre 19 de 2017