Calumniadora

Calumniadora

El desagradable estilo barriobajero y ordinario de Cluadia Nayibe López ha llegado a niveles inauditos: ahora insulta al fiscal general.

A Claudia Nayibe López, su estilo vulgar, propio de los arrabales, le ha funcionado. Esa, tal vez, ha sido la clave de su éxito, sobre todo en los sectores apáticos de la sociedad. Ciudadanos históricamente descontentos que con frecuencia recurren al lugar común de calificar a las figura de poder, independientemente de su naturaleza, como “corruptas”, encontraron en ella una vocera hecha a la medida de sus frustraciones, descontentos y resentimientos.

Desde hace más de 15 años, López ha estado insultando a todo el que se le cruza por delante. El que no es paramilitar, entonces resulta siendo corrupto. Nadie se salva de sus improperios. Hasta las mujeres que pasaron por su vida, han sido objeto de sus maltratos físicos y, por supuesto, verbales.

Por hacer acusaciones sin sustento, hace algunos años fue expulsada de las páginas editoriales de El Tiempo, marca que, literalmente, se cansó de seguir asumiendo el costo reputacional que implicaba tener a una persona como ella en su plantilla de columnistas.

La megalomanía es una enfermedad psiquiátrica que, como cualquier otra, requiere de tratamiento especializado, ya sea con terapia, con medicación, o con ambas. Quienes la padecen, son personas cuya personalidad sufre un trastorno que les hace creer que son seres superiores y excepcionales.

Son cada vez más frecuentes y exagerados los desafueros de la precandidata presidencial Claudia Nayibe López y la opinión pública ya empieza a registrarlo con preocupación. Hace unos años, cuando la fiscalía estaba en manos de Mario Iguarán, éste, como un vulgar zalamero, en un evento público afirmó que “se inclinaba reverentemente” ante un panfleto de Claudia Nayibe, mal redactado y cargado de mentiras e imprecisiones. Aquella declaración, como es de suponer, elevó hasta lugares insospechados el ego de la “analista”.

El antecedente de Iguarán, creó en la psiquis de López la convicción de que en adelante, los fiscales generales de la nación marcharían a su ritmo. Ella, omnipotente, tiene al Estado en sus manos. Al menos eso es lo que le dice su acalorada imaginación.

Si algo hay que aplaudirle al fiscal Néstor Humberto Martínez es, precisamente, la independencia que ha mostrado en el ejercicio de su cargo. Cuando fue elegido, muchos creyeron que los compromisos políticos y privados que adquirió en el pasado, limitarían de manera preocupante el desempeño de su cargo.

Los hechos hablan por sí mismos. El expresidente de Corficolombiana, José Elías Melo, que había sido compañero de trabajo de Martínez hace un par de décadas y quien se convirtió en su amigo, hoy está en prisión por cuenta de la investigación que se adelanta por el escándalo de Odebrecht.

Así mismo, en la arremetida de la fiscalía contra la corrupción política, han caído dirigentes de casi todos los partidos, entre ellos Cambio Radical, su colectividad.

Si Néstor Humberto Martínez fuera un fiscal de bolsillo, la investigación de Odebrecht –que afecta directa y exclusivamente al gobierno de Santos- jamás habría llegado al punto en el que hoy se encuentra.

En medio de sus delirios de grandeza, Claudia Nayibe López imaginaba que, como Iguarán, Néstor Humberto Martínez se “inclinara reverencialmente” ante “su majestad”, cosa que por supuesto ni se dio ni se dará. Los políticos afines a ella que estén involucrados en casos de corrupción, tendrán que ponerle la cara a la justicia.

Ella, seguramente, contaba con los respaldos electorales y económicos de aquellas personas durante su campaña y si por alguna razón terminan tras las rejas, su aspiración sufrirá las consecuencias. Esa es la causa de la ira que embarga a la intemperante precandidata presidencial.

En toda Colombia, tal vez, no hay una persona que tenga más denuncias por calumnia e injuria que la senadora López. Quienes son víctimas de sus imputaciones mentirosas y señalamientos temerarios, se ven forzados a tocar la aldaba de la puerta de la justicia para tratar de limpiar su mancillado honor y pisoteada dignidad.

Las tendencias reflejadas en las recientes mediciones estadísticas, están evidenciando que el estilo que tanto le sirvió a Claudia Nayibe para hacerse notar, a punta de insultos y alaridos, es el mismo que se está encargando de sepultar su triste carrera política.

@IrreverentesCol

Publicado: octubre 9 de 2017