Hace un año, el 2 de octubre del 2016, fueron las votaciones del plebiscito del Gobierno Santos, que fueron convocadas con el objetivo de legitimar sus acuerdos con las Farc.
El resultado de estas votaciones dieron la mayoría a quienes estaban por el NO a esos acuerdos contrahechos. Ante la derrota, el Gobierno pareció interesado en proponer ajustes con la participación de los lideres del NO.
Esencialmente los representantes del NO, propusieron ajustes relacionados con la obligatoriedad de la judicialización de los delitos cometidos, especialmente los de lesa humanidad, la imposibilidad de representatividad política sin previo proceso judicial, el compromiso de retornar por parte de la guerrilla, a los menores de edad reclutados, a los secuestrados, y el compromiso irrevocable de no continuar con los delitos, incluido el narcotráfico y la entrega total de los recursos económicos producto de su accionar.
Adicionalmente, desde el punto de vista político, se le propuso al gobierno un gran Pacto Nacional con el propósito de convocar a todos, y generar reales consensos, en un proceso juicioso de paz, y no tan solo, un acuerdo de entrega de la institucionalidad a las Farc y a los demás grupos de delincuentes.
Sin embargo, fanáticos y mayoritariamente obnubilados por el famoso sí claudicante, que han pretendido entregar lo más sagrado a los más sanguinarios delincuentes, con el noble anhelo de la paz, echaron a perder una oportunidad de oro para el fortalecimiento de la institucionalidad y nuestra democracia, y se empeñaron en desconocer la voluntad mayoritaria de los colombianos, que hoy es un sentimiento nacional, desaprovechando torpemente la propuesta del gran Pacto Nacional.
Nada de lo propuesto se incluyó y al contrario, todo se entregó. Como si hubiese que entregar todo a quien ya está vencido y derrotado. ¡Qué absurdo y testarudo proceder! Y en contra de la voluntad mayoritaria de los colombianos, a través del sueño de la paz, en el acuerdo con las Farc, se dio vía libre, al mayor proceso de lavado de activos del que se tenga noticia.
No es pesimismo, es claro realismo. Los abusos del ejercicio del poder están mostrando la decadencia de un gobierno, que con el sol a las espaldas, poco puede ya engañar a los colombianos, cada vez más preparados y preocupados frente a su realidad cotidiana.
Así pues, que no nos crean bobos, ni tontos. El ciudadano del común se está preparando cada vez más, para tomar las decisiones sobre los temas de fondo en el País. Por sí no lo tienen claro, la votación por el NO fue una clara y contundente muestra de ello.
Hoy, los colombianos no pasan entero, frente a la debacle por la corrupción, la injusticia, la desinstitucionalidad, la falta de atención en la salud, y en general el mal camino en el direccionamiento del País.
Publicado: octubre 3 de 2017