Siento vergüenza ajena por el presidente Juan Manuel Santos, ¿habráse visto cosa similar en alguna nación, con algún papa, alguna vez en la historia? El presidente del país anfitrión de Su Santidad no escatima el menor esfuerzo para manosear a la figura del sucesor de Pedro en la Tierra. ¡Es bochornosa la actuación de Santos!
Mientras la inmensa mayoría de los colombianos nos disponemos con fe y grandes expectativas para recibir a Francisco I, otros oportunistas de ocasión se aprovechan de la histórica visita que viviremos los colombianos al recibir por tercera vez a un papa en nuestro país.
Sabemos que algunos compatriotas observan con desconfianza las posturas de nuestro actual papa, tendré que decir que también yo he implorado para que Su Santidad se pronuncie en favor del pueblo venezolano y en contra de la tiranía de Nicolas Maduro, por su puesto que sentí con dolor las palabras de Su Santidad cuando en Colombia debatíamos el plebiscito que ganó la oposición el pasado 2 de octubre, pero más allá de todo eso soy consciente que a Francisco lo gobierna la voluntad del Espíritu Santo, sería yo incapaz de referirme en malos términos a la máxima figura de la Santa Iglesia Católica, en la que nací y quiero morir.
Pero lo que es intolerable es el afán de Juan Manuel Santos por aprovechar la venida del papa para satisfacer sus intereses políticos, en la alocución institucional Santos presentó un país que cualquier nación del mundo envidiaría, algo así como Alicia en el país de las maravillas, creemos que Su Santidad después de escuchar las palabras que Santos presentó por cadena nacional, pensaría que no iba para Colombia sino para Suiza.
Ojalá alguien le informe a Su Santidad que la empresa de Santos en estos ya casi ocho dolores años de mandato ha sido el favorecimiento para los criminales, al tiempo que le da la espalda a los problemas de la realidad nacional. No se le tensionó un músculo de la cara al presidente para decir 5 millones de personas han salido de la pobreza, sabemos muy bien que como para él arriar una zorra por las calles o hacer malabares en los semáforos es empleo, debe ser por eso que lo dice.
Expresa el presidente sin ruborizarse que las víctimas son el eje del pacto de La Habana, cuando aquí sabemos todos que víctimas fue el capítulo más depreciado en el acuerdo entre Santos y Farc. Pero ahí no para el cinismo, según Santos el país marcha a toda maquina, porque las autopistas están de lado a lado, los aeropuertos se construyen sin cesar, los campesinos tienen rutas cuantas quieran para llevar sus productos hasta los cascos urbanos. Presidente, ¿Usted de qué país habla?
No faltará que quieran sentarle algunos de los bandidos que han masacrado a la República durante décadas y de seguro lo harán posar como catedrático o gestor de la paz en nuestro país. Mejor que le cuenten a Su Santidad lo que esos truhanes hicieron en Bojayá o cómo fue que acabaron con la vida de Monseñor Isaías Duarte Cancino, no sigamos la lista porque basta con decir que las guerrillas se han afiliado al ideario marxista-leninista, que es por antonomasia es anticatólico, porque recuerden que Marx repitió hasta la saciedad que la religión es el opio del pueblo.
Nuestra plegaria al cielo es que tengamos algo de decoro con Su Santidad y no nos entrometamos en su magnánima labor como heredero de las enseñanzas de Cristo en la Tierra.
Publicado: septiembre 6 de 2017