Es absolutamente inaceptable que un peligroso delincuente como Gustavo Malo, continúe fungiendo como magistrado de la corte suprema de justicia.
Hasta ahora, los hipócritas farsantes que integran la sala penal de la poco honorable corte suprema de Justicia, reaccionan ante la empresa criminal que está enquistada en aquel antro, que más parece un bazar de mercaderes que un tribunal jurisdiccional.
De manera tardía, los magistrados le han solicitado a su colega, Gustavo Malo, que renuncie a su cargo, luego de que el país conociera las pruebas que hay en su contra y que confirman que ese delincuente, amparado por su condición de magistrado, junto a Leonidas Bustos y otros miembros de la corte, vendían decisiones judiciales.
Gustavo Malo, haciéndole honor a su apellido, es uno de los más peligrosos operadores judiciales que hay en Colombia. Además de vender autos, tenía montada con su hija Yara Milena una oficina de cobros, que poco o nada tiene que envidiarle a la tristemente célebre oficina de Envigado.
En efecto, como lo revelaron LOS IRREVERENTES, Malo, con la complicidad de su hija, se roba un porcentaje de los salarios que devengan las personas que él ha hecho nombrar en distintos cargos públicos. La encargada de cobrar esas extorsiones es, precisamente, su primogénita quien todos los meses pasa de oficina en oficina recolectando el dinero. En las próximas semanas, la fiscalía general de la nación le imputará el cargo de extorsión a la señora Yara Milena Malo.
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Ante la solicitud de sus colegas que le plantearon, muertos del miedo, que renunciara a su cargo, Gustavo Malo respondió con una negativa. Lamentablemente, ese sujeto continuará en el Palacio de Justicia, seguramente extorsionando a personas inocentes, con total impunidad, pues su juez natural, la comisión de acusaciones de la cámara de Representantes, está integrada por individuos igual o más cuestionados que él.
Una de las víctimas de Malo y su cofradía de magistrados auxiliares es el senador José Obdulio Gaviria quien lleva más de un año siendo objeto de una brutal persecución por parte de ese magistrado que, como es de suponer, observa un odio enfermizo hacia el expresidente Uribe y sus más cercanos colaboradores.
El país no puede quedarse con los brazos cruzados ante la desafiante decisión de Malo. No es en absoluto admisible que en la corte suprema de justicia siga despachando un delincuente como él, sin que nadie pueda impedirlo. Como lo expuso este portal, el dinero que el fugitivo exgobernador de Córdoba, Alejandro Lyons, le aportó a la “vaca” que se hizo para evitar que Musa Besaile fuera capturado, fue a parar íntegramente a las arcas de Gustavo Malo.
Publicado: septiembre 13 de 2017