El Santo Padre Francisco partió hace una semana de regreso al Vaticano, pero continua aún más cerca de nuestros corazones, pues sembró en los colombianos una honda y mística reflexión.
Sobre la visita que nos hizo el Papa Francisco, podríamos seguir refiriéndonos a muchos temas. Nos impresionó su cercanía con todos, especialmente con quienes han vivido fuertes dificultades, también su actitud misericordiosa, sus propuestas exhortadas a dejar atrás el odio o el resentimiento, para perdonar y vivir en paz.
Sus actitudes están fundamentadas en lo que el Señor nos pide en el Evangelio, y expresan la vivaz vida espiritual del Papa Francisco.
Uno de los mensajes más hermosos que mencionó durante su visita a Colombia, que no mencioné en la columna de la semana anterior, pero que debe ser reflexionado tanto por hombres, como por mujeres, es precisamente el rol de la mujer en América Latina.
La esperanza, la fe, la protección frente a la desesperación, los esfuerzos para sacar adelante a sus hijos y sus hogares, el compromiso con la evangelización y con la iglesia, son características que Francisco recalca de nosotras, las mujeres en nuestro país.
Por eso, somos nosotras las llamadas a llenar los corazones de amor, a promover dentro de nuestros hogares, familias y con las personas más próximas, una actitud de perdón, de reconciliación y de renovación, que busque ser camino de esperanza. A través de la oración, para pedirle a Dios que obre en nuestros corazones y perdone en nosotros, lo que hasta ahora ha sido imposible de sanar. De igual manera que cerremos toda posibilidad a las tinieblas de la venganza, del odio, y nunca promover o tomar justicia por cuenta propia.
También el Santo Pontífice nos ha reafirmado el mensaje en la defensa de la vida, desde el vientre materno hasta su natural conclusión. Nos reitera que todos debemos ser transmisores de vida y logremos anidar la vida dentro de nosotros. Y nos invita a conformar una red potente que trabaje con sentido de unidad, en la defensa y en el cuidado de la vida humana, particularmente cuando es más frágil, como en el seno materno, en la infancia, en la vejez, en las condiciones de discapacidad y en las situaciones de marginación o pobreza.
Ello nos lleva, ha pensar en el amor, el amor por el otro y el respeto a sus derechos, así no tenga vos o la posibilidad de pronunciarse, si tiene derechos como ser humano y debemos respetárselos.
También los limites que debemos fijar como sociedad y comunidad para organizarnos todos con unas reglas definidas y respetadas frente a nuestra diversidad, sobre el principio esencial del respeto a la vida.
Frente a la situación de corrupción tan grave que vive Colombia, no puedo dejar pasar por alto el mensaje sencillo pero profundo que nos ha dejado el Pontífice Francisco. Él nos dice, empiezas a ceder poquito a poquito y luego el deseo del dinero, se queda con todo. Logra acabar con todo lo bueno que tienes en tu corazón y lo cambia por hacer del dinero un Dios.
Finalmente, quiero invitarles a reflexionar de manera individual y en familia, cuales son las enseñanzas y pensamientos que la visita del Papa Francisco, dejó en nosotros, para que la semilla sembrada, trascienda verdaderamente en la vida de las millones de personas que le escuchamos. Y, de alguna manera respondamos con reciprocidad y gratitud, todos los gestos y actitudes de amor y bondad, que el Santo Padre ha tenido con todos los colombianos en su especial y sentida visita a nuestro país.
Publicado: septiembre 19 de 2017