El elefante camarada nos quiere poner a hacer colas a todos. Defiende a las Farc y al gobierno de Venezuela.
Vuelve a la escena el triste elefante camarada. Salió del closet: no es liberal, como solíamos identificarlo, sino socialista-comunista.
Lo que sí quedó claro es que aquel hecho memorable de los dineros calientes, adobados con cocaína, le siguió gustando. Porque, ¿cómo explicar tanto amor por las causas que hoy impulsa el Socialismo del Siglo XXI, cuando se ha demostrado que su accionar está financiado, de punta a punta, por el narcotráfico?
El elefante camarada nos quiere poner a hacer colas a todos. Él defiende a las Farc y está de acuerdo con lo que hoy sucede en Venezuela. Ama lo cubano, a Fidel y a sus santeros. La verdad, le pagan bien por hacerlo. Eso es lo que a él le importa.
Gracias a sus últimas andanzas, el elefante camarada le dio razón a sus detractores, y ya no puede negar su afecto por todo lo que representa vicio y corrupción. El paquidermo de las anchas espaldas quiere ponernos a hacer colas, para comprar las sobras de lo que se roben sus socios, siempre narcos, siempre terroristas, dejándonos en la inopia: “agradezca lo que le den mis camaradas”, será su frase de batalla.
Agradezca la librita de arroz o el pedacito de pan; agradezca que le den una pastilla de desenfriolito para curar un cáncer, o que le receten medicamentos equivocados en cada lejanísima consulta; agradezca que los médicos sean cubanos sin título alguno; y que los profesores sean cubanos, para darle clases de marxismo a los campesinos (¿quiénes están a cargo de las capacitaciones de nuestros colombianos en las zonas veredales de las Farc? ¿Activistas cubanos?) Sería bueno saberlo.
El elefante camarada nos sorprendió a todos, dando su apoyo desfachatado a la ignominia. Y nos dejó sin palabras. Preparados para lo que se viene, la campaña más visceral e inmoral de nuestra historia, como le gusta a él.
Siendo la voz de muchos ciudadanos, quisiéramos ratificar que nos oponemos abiertamente a lo que quiere para Colombia el elefante camarada. No estamos de acuerdo con su proceder ni con sus ideas. Vamos a actuar en silencio. Unidos, como un solo bloque de electores que no va a entregarle su futuro a una mafia de narco-comunistas, que se han pensionado deliciosamente, y con curules en el Congreso. No vamos a bajar la guardia, por mucha plata que tengan en sus bolsillos. El que se venda, asesina el futuro de sus hijos.
Recordemos que “por el bolsillo entra el diablo”, como dice el Papa Francisco; por tanto, tengamos presente que nuestra Libertad no tiene precio. Esa debe ser la premisa.
Empezamos esta nueva etapa de la historia patria con esta consigna: ¡Amamos la libertad que protege la Fe del pueblo, la familia, la propiedad privada, la cultura, el emprendimiento y las posibilidades reales de sacar adelante los proyectos de vida de la gente!
Con todo respeto: Quienes no estamos de acuerdo con la forma como se está manoseando la Democracia, y creemos que lo pactado en La Habana debe revisarse a fondo, para evitar que Colombia viva lo que está ocurriendo en Venezuela, no vamos a ceder nuestro destino a una banda de sátrapas.
#MiLibertadNoTienePrecio.
Publicado: septiembre 20 de 2017