El CD debe abrir la puerta para que entren muchas personas y salgan quienes no entendieron las ideas de Uribe.
Los partidos políticos son la base fundamental sobre la que levanta el sistema democrático. Sin partidos, el quehacer político se convierte en un caos en el que las personalidades desplazan a los principios.
En Colombia, como consecuencia del Frente Nacional, los partidos políticos se desnaturalizaron. La garantía del acceso al poder previamente pactado, relajó a las colectividades que sabían que, al margen de cualquier consideración, gracias a la alternancia tenían asegurada la victoria.
Cuando no hay batalla ideológica ni necesidad de conquistar nuevos electores, los partidos se marchitan y se convierten en asociaciones dedicadas a las transacciones politiqueras.
El Centro Democrático es una colectividad joven, un partido en formación que surgió para hacerle frente a una coyuntura puntual, lo cual no menoscaba su vocación de permanencia en el tiempo.
El cuerpo doctrinario del Centro Democrático se construyó con base en las ideas del presidente Uribe. Algunas de ellas se compaginan con el ideario conservador colombiano, abandonado desde hace muchos años por las directivas del partido azul. Otros elementos del programa uribista son de corte puramente liberal. De hecho, Uribe es un liberal clásico. Cuando se levantea todo aquel entramado, la conclusión a la que se llega es que el ideario de Álvaro Uribe es, en efecto, de centro-derecha. Para nadie aquella es una conclusión nueva.
En la puja por el poder, los partidos, sin desnaturalizarse ni arriar sus banderas doctrinarias, están en la obligación de convocar al mayor número de electores políticos para imponerse en la justa democrática.
Al equipararlo con la operación aritmética, le corresponde a los líderes de los partidos establecer un mínimo común multiplicador y no un máximo común divisor. Atraer y no ahuyentar, es la consigna.
Ahora bien, los partidos, cuando son democráticos, tienen matices, sectores y tendencias. Las posiciones unánimes, son propias de los regímenes totalitarios en los que hay partido único.
Es un dislate proponer, por ejemplo, que en una campaña por la nominación presidencial, los precandidatos tengan la obligación de agitar un programa único. Aquello convierte a los aspirantes en unos simples locutores de un documento y no en agitadores de ideas.
La búsqueda del poder es la razón de ser de cualquier partido y, por supuesto, del Centro Democrático, colectividad que está empleada a fondo para tener un estupendo desempeño en las elecciones parlamentarias del año entrante y para alzarse con la victoria en las presidenciales.
Desde hace algunas semanas, con muchísimo éxito, el presidente Uribe y sus 5 precandidatos, están recorriendo a Colombia para adelantar talleres sobre distintos aspectos de la agenda política nacional.
Aquellos eventos, en los que la concurrencia ciudadana es creciente, han servido para que los aspirantes se fogueen y se den a conocer en las distintas regiones de Colombia.
Si el uribismo quiere ganar las elecciones del año entrante, tiene la obligación de conquistar más votos de los que obtuvo en 2014 y aquello se logra atrayendo y no espantando a nuevos electores, tarea que, se insiste, debe realizarse sin claudicar a los principios ideológicos.
Por eso, resulta absurdo, pero sobre todo mentiroso el señalamiento de que el Centro Democrático está lleno de izquierdistas. Que en ese partido militan personas que fueron de la izquierda durante su primera juventud, es un hecho cierto e insoslayable. El ejemplo más rutilante de ello es el señor Plinio Apuleyo Mendoza.
Pero también militan otras personalidades que forjaron sus carreras al amparo de las casas políticas más conservadoras de Colombia
Es un partido de centro en el que caben muchas expresiones y tendencias.
De cara a las elecciones inmediatas, les corresponde a los líderes más representativos del Centro Democrático mantener las puertas del partido tan abiertas como sea posible para que pueda ingresar el mayor número de personas, pero también para facilitarle la salida a esos pocos que no tuvieron la capacidad de comprender el ideario uribista.
Publicado: agosto 14 de 2017