Sergio Jaramillo, tarde o temprano, deberá responder en Colombia por las monstruosidades acordadas con la banda terrorista de las Farc.
Las cuentas pendientes del comisionado Jaramillo
A pocas horas de abandonar el cargo de alto comisionado para la paz, el señor Sergio Jaramillo sigue sin aclarar asuntos que son de singular relevancia y de importancia sustantiva para entender realmente qué fue lo que se negoció en La Habana, con el grupo terrorista de las Farc.
El cerebro del conejo
Sergio Jaramillo, que con su tono de voz de profesor de escuela y una impostada timidez pretende ocultar el hecho cierto y confirmado de que él es uno de los más enfermizos y enconados enemigos del uribismo y de la seguridad democrática, desde el mismo instante en que el NO se impuso en las urnas durante la jornada plebiscitaria se dio a la tarea de estructurar una trampa que le permitiera a Santos robarse el resultado democrático.
Mesa de diálogo con la oposición
Para ganar tiempo, Jaramillo lideró largas jornadas de diálogo con los principales líderes de la oposición, para supuestamente recoger todas y cada una de sus inquietudes con el fin de introducir los cambios que debían hacérsele al acuerdo rechazado por el pueblo.
Mientras hacía la supuesta labor de tomar nota de las exigencias del sector ganador, Jaramillo cocinaba paralelamente el conejo con la ayuda de Humberto de La Calle y los cabecillas del terrorismo.
Ni un solo cambio de fondo se le introdujo al nuevo acuerdo. Como se denunció en su momento, todos los ajustes fueron de tipo cosmético.
¿Cómplice por omisión?
Durante los años que estuvo instalada la mesa de diálogo con los bandoleros de las Farc, Sergio Jaramillo nunca exigió la devolución de los menores de edad reclutados forzosamente por esa estructura delincuencial.
Su deber, como funcionario público encargado de aquellos menesteres, era el de procurar la desvinculación inmediata y sin dilaciones de todos y cada uno de los niños esclavizados en los campamentos del terrorismo. Y no lo hizo, alegando que se estaba “negociando en medio del conflicto”.
El reclutamiento de menores es un crimen de lesa humanidad y son responsables del mismo quienes lo ejecutan como quienes, desde sus posiciones de poder, permiten, facilitan o no impiden que se cometa.
Jaramillo fue advertido casi permanentemente de esa situación y no hizo absolutamente nada al respecto.
Padre del engendro
Aunque ahora quiera evadir su responsabilidad y tratar de achacársela a otros, lo cierto es que Sergio Jaramillo fue uno de los principales promotores de un mecanismo de justicia alternativo que desembocó en la monstruosidad que hoy conocemos como la jurisdicción especial de paz, JEP.
Él no puede ahora ni podrá el día de mañana evadir su responsabilidad en ese entramado nefasto que destrozará en mil pedazos la juridicidad colombiana.
Como comisionado para la paz, él tendrá que ponerle la cara Colombia cuando empiecen a verse las consecuencias de un sistema jurisdiccional en el que sus magistrados son designados por agresivos juristas extranjeros militantes de la izquierda y por una farmacóloga colombiana de ideas extremistas, muy afines a las de las Farc.
Publicado: agosto 9 de 2017