Cada día parece quedar más claro que la polarización política ha dado sus frutos. Desde la suscripción del Acuerdo Democratico Fundamental en 2010, quedó consignada una hoja de ruta que nos conduce poco a poco a un régimen de transición política, para establecer un nuevo estado de cosas.
Colombia ha mantenido la democracia más sólida de América Latina, y por eso algunos creemos que difícilmente llegaríamos a vivir una situación similar a la que vive hoy Venezuela. Claro que simultáneamente mantenemos latente el fenómeno de corrupción que ha renunciado a desaparecer de los escenarios público y privado, amenazando ya no solamente las elecciones como tal, sino sus propios escrutinios.
Las elecciones presidenciales de 2018 parece que tienden a realizarse en las mismas circunstancias políticas del plebiscito por la paz. El gobierno, el partido Liberal, La U, los Verdes y probablemente el nuevo partido que ha surgido de la entraña de las Farc-ep harán una coalición para darle continuidad y vigencia a los acuerdos de paz suscritos; mientras que el Centro Democratico como protagonista principal con el expresidente Álvaro Uribe Vélez a la cabeza, insistirá en una alternativa contraria y opuesta, que convoque a los colombianos a replantear los acuerdos. No se sabe con claridad que camino tomen el Polo, el Partido Conservador y las demás organizaciones con presencia en el Congreso de la República.
El asunto por analizar está, en que finalmente el ex vicepresidente German Vargas Lleras con su partido Cambio Radical, va avanzando por el camino del medio sin definir una posición sobre los acuerdos y eso le podría estar resultando ventajoso, frente a la posibilidad de pasar a segunda vuelta o definir en el caso que no pase y el nombre del próximo Presidente de la República, no se defina en primera vuelta. Parto de la hipótesis que habrá segunda vuelta, y parto de la hipótesis que el candidato de la coalición para darle sostenibilidad al acuerdo con las Farc-Ep, es Humberto de la Calle
Lombana y que una segunda vuelta podría ser entre éste y el candidato del Centro Democratico; y en este caso, surgen las preguntas: ¿Cuál sería la decisión de German Vargas Lleras? ¿A cuál de los dos, acompañaría? Y, ¿cuál sería el comportamiento y acomodamiento de fuerzas en el evento que la segunda vuelta fuera entre German Vargas Lleras y el candidato del Centro Democratico? Pero más aún, ¿Qué podría suceder si la contienda final es entre German Vargas Lleras y Humberto de la Calle Lombana?
Con el antecedente del resultado del plebiscito y con el agotamiento de los envases de la “mermelada” que tiene a los alcaldes y gobernadores “pasando aceite” para mover sus maquinarias, sumado a la caída de popularidad del presidente Juan Manuel Santos, cualquier cosa puede pasar, eso sí, menos que el Fiscal General de la Nación Néstor Humberto Martínez Neira, permita que se fragüe la comisión de un delito electoral de tamaña proporción, que cambie la voluntad ciudadana y ahí sí, que la eventual debacle nos encuentre confesados. Claro que también depende del ungido en el Centro Democratico, que indiscutiblemente pasará por el rasero y filtro del expresidente Uribe.
Publicado: agosto 8 de 2017