Decir que la administración de justicia anda mal en Colombia es como descubrir que el agua moja. Da dolor de patria ver las inmundicias en que terminaron algunos ex magistrados de la Corte Suprema –léase bien: personas, no la institución como tal.
Desde luego hay que aclarar que tuvieron que intervenir las autoridades estadounidenses para desenmascarar a nuestros ex togados corruptos. Si eso no hubiera sucedido, aún estuviéramos viéndolos en la gran prensa pregonando sobre lo divino y lo humano, dando clases de moral y haciendo hincapié en que a ellos nunca les hicieron propuestas indecentes por su “bien ganada” fama de incorruptibles.
Quiero seguir pensando que la Corte Suprema ha estado integrada (casi siempre) por funcionarios probos. Quiero creer eso hasta que se demuestre lo contrario. Y no lo digo por sacar la cara por los actuales miembros del alto tribunal. Lo digo es por el bien de nuestras instituciones.
Hay que advertir, sin embargo, que tan mal anda nuestra justicia que dos “impolutas” exministras de Estado se burlan públicamente de las citaciones que les ha hecho la Fiscalía para que aclaren los aparentes actos de corrupción en que supuestamente incurrieron cuando hacían parte de la guardia pretoriana de su amo: el presidente del 13% de los colombianos, Juan Manuel Santos.
El efecto, la pareja conformada por las doctoras Cecilia Álvarez y Gina Parody mandaron decir esta semana –al parecer desde Estados Unidos– que no iban a asistir al citatorio de la Fiscalía por el escándalo de corrupción de Odebrecht y que, si el ente investigador estaba tan desesperado por escucharlas en interrogatorio, pues que lo hiciera vía teleconferencia.
Entre líneas, las afamadas exministras de Transporte (Álvarez) y Educación (Parody) le dieron a entender al funcionario de la Fiscalía que tuvo el “atrevimiento” de citarlas, como si se tratara de dos mortales más: ¡usted carajos es que no sabe quiénes somos nosotras!
Señor fiscal Néstor Humberto Martínez: en este mismo, y en reiteradas ocasiones, hemos destacado su trabajo al frente del organismo acusador. Por eso, doctor Martínez, nos creemos con la autoridad para reclamarle públicamente por el manejo que la institución a su cargo le ha dado y le está dando al proceso que se sigue contra la dupla Álvarez-Parody.
No es de buen recibo para la sociedad colombiana, señor Fiscal, que para la justicia haya ciudadanos de primera y de segunda clase. Tal vez por eso es que todas las encuestas dejan mal parada a la administración de justicia. La última de Gallup, del miércoles pasado, reveló que el 83% de los ciudadanos tiene una mala imagen del sistema judicial colombiano.
¿Qué se creen Álvarez y Parody? ¿Acaso no es de público conocimiento que las dos se enriquecieron con la construcción de la vía Ocaña-Gamarra? ¿No está probado acaso que varios funcionarios y ex funcionarios de Santos metieron la mano y recibieron plata para que dicha carretera llegará a feliz término? (Advierto que hasta ahora no se ha dicho que Álvarez y Parody hubieran recibido dinero –al menos en efectivo– por la mega obra en mención).
Señor Fiscal, seamos francos: por la milésima parte de los hechos que se les reprocha a las exministras hay centenares de colombianos en la cárcel. Entonces no se complique la vida ni ponga en duda su gestión. Fácil: como ellas se muestran contumaces ante la justicia, mándelas traer. Todo el mundo sabe que ninguna de las dos está gozando de unas merecidas vacaciones. Están evadiendo la justicia y eso también todo el mundo lo sabe.
Tampoco es de buen recibo para la sociedad colombiana que la doctora Álvarez cuente con el inmerecido privilegio de tener un espacio de opinión en el periódico más importante del país.
Por ejemplo, el 13 de agosto último la doctora Álvarez casi nos lleva al llanto con una columna que tituló “¿Quiere cambios? ¡Cambie usted!”.
En su escrito, la exfuncionaria nos salió con el cuento de que “estamos acostumbrados a ser gobernados por el ego; a que si me insultan, insulto; a exigir y no a dar, a etiquetar a la gente”.
A ver, doctora Álvarez, al revisar su cuenta de Twitter me encontré con un comunicado que usted y la doctora Parody publicaron el 18 enero de este año. En él, ustedes destilan odio por todas partes en su afán por zafarse de los merecidos cuestionamientos que ya en ese momento se les hacía por el caso Odebrecht.
Señoras exministras, les doy un consejo y gratis: ¿Quieren cambios? ¡Cambien ustedes!
Para empezar, bájenle al ego, dejen tanto odio, no repitan más ese cuento de que son víctimas y denle cara a la justicia. Si lo hacen –y aquí retomo las palabras de la doctora Álvarez–, la felicidad estará del lado de ustedes. La exministra de Transporte, que da la impresión de ser una mujer muy espiritual, sabe muy bien que el que nada debe nada teme.
Publicado: septiembre 1 de 2017