Debo confesar que me llena de felicidad la cuenta regresiva del último año de Juan Manuel Santos en la casa de Nariño. Durante estos 7 años los colombianos hemos sido testigos del significado de la palabra deslealtad.
Deslealtad con los colombianos que lo eligieron en el primer periodo presidencial. Fue elegido para continuar con las políticas de la seguridad democrática, sin embargo durante sus primeros 4 años nos dejó como legado:
Un Estado Burocrático. Muy lejos de estar al servicio de los ciudadanos, su gobierno estuvo al servicio de intereses particulares con sabor a mermelada, abandonando el Estado gerencial, participativo y descentralizado que defendió su antecesor.
Un retroceso en lo social. La cohesión social que apunta a la superación de la pobreza y generaciónn oportunidades para todos fue una política ausente en la era Santos. En 2014 al finalizar su primer periodo presidencial, el porcentaje de personas en situación de pobreza monetaria fue 28,5%. En situación de pobreza extrema fue 8,1%. En términos de desigualdad el coeficiente Gini registró 0,538, y el porcentaje de personas en situación de pobreza multidimensional fue 21,9%. (Cifras DANE)
Debo advertir que su segundo periodo también estuvo marcado por ausencia de cohesión social. Para 2016 el 28% de la población colombiana tiene ingresos inferiores $241.673. La línea de pobreza extrema (ingresos per cápita inferiores a $11.692) se fijó en 2016 en 8,5%.En las cabeceras urbanas, la incidencia de pobreza extrema alcanzó a un 5,6% de la población; y en los centros poblados y rurales fue de 18,1%. (Cifras DANE)
Desestímulo a la inversión. Las garantías al capital privado nacional e internacional, con exigencia de responsabilidad social otorgada en el gobierno del presidente Álvaro Uribe desapareció en la era Santos. Al finalizar el 2014 la inversión extranjera directa (IED), bajó de 16.833 millones de dólares a 15.033 millones de dólares, cayó un 10,6 por ciento, con respecto al año anterior. La Inversión extranjera directa en minas y petróleo arrojó una caída del 9,8 por ciento, a 12.405 millones de dólares, y en otros sectores, 14,8 por ciento, a 2.628 millones de dólares. (Cifras Portafolio)
Sumado a que en su primera era cerca de 90 mil empresas cerraron, consecuencia del abandono de las políticas de confianza inversionista.
Estado Derrochón. Derrochar el dinero de los colombianos es sin duda la marca personalizada de la era Santos. En su primer periodo presidencial, según la Contraloría, el gobierno se habría gastado $2,3 billones en publicidad y eventos. La mitad gastado en periodo preelectoral. Campaña con el dinero de los colombianos.
Política que no abandonó el presidente Santos en su segundo periodo, marcado de almendras, cortinas y mucha mermelada.
Y por último Juan Manuel Santos también deja un legado de deslealtad con aquellos que votaron confiando en una paz estable y duradera que lastimosamente no llegó a Colombia.
Lo que firmó en La Habana Juan Manuel Santos y muy a pesar de su Nobel de paz, no ha brindado ninguna garantía de paz a nuestro país, sino un legado de concesiones para las Farc, quienes obran a su antojo y sin ningún tipo de transparencia.
Juan Manuel Santos nos deja un legado de aumento de las bandas criminales, unos disidentes de las Farc fortalecidos, el negocio del narcotráfico con aumento en cultivos de coca. Unas Farc en el Congreso con curules directas y con impunidad. Unos niños reclutados olvidados por el gobierno y miles de familias esperando noticias de sus familiares secuestrados, sin que nadie de razón de ello.
Mi generación recordará al presidente Juan Manuel Santos como el presidente de la impunidad.
Al menos ya solo restan trescientos sesenta y cinco días para que se vaya el peor inquilino de la Casa de Nariño.
Publicado: agosto 10 de 2017