Popayán es una de las ciudades más hermosas de Colombia y más coloniales de Latinoamérica. Sus procesiones semana santeras y su Congreso Gastronómico son referentes nacionales y gozan de buen nombre en el exterior. Como municipio día a día avanza y crece en su periferia para dar acogida a decenas de personas que a diario llegan.
Políticamente atraviesa por una situación compleja, la polarización entre quienes apoyan la administración municipal y quienes no, está llegando a un tope inmanejable. Los ataques, las injurias y calumnias son el pan de cada día y la irresponsabilidad por parte de algunos sobrepasa y raya ya con la obsesión de defender o destruir, dependiendo la orilla en la que se encuentre cada quien.
Si la administración ha logrado metas, ha alcanzado objetivos y está dando resultados debe darlos a conocer cifras en mano y abrir los espacios en los medios de información y en los escenarios que sean acordes para que la ciudadanía se informe, así mismo dar cabida a quienes refutan tales cifras o argumentos, claro, siempre y cuando repliquen con respeto y seriedad.
Lo que no podemos permitir es que la sed de poder de algunos barones políticos tradicionales, los celos, el ego o el mismo orgullo guíen nuestras posturas de defensa o ataque, y todo lo llevemos al campo personal, incluso llegando al punto de perder relaciones familiares o amigos por tales disputas.
Quienes señalan al alcalde municipal y a su equipo de corruptos, mentirosos y escasos de liderazgo a la hora de cumplir con sus labores, deben denunciarlo ante los organismos competentes con pruebas en mano, esperar que las investigaciones avancen y de comprobarse alguna irregularidad o delito acatar la sanción o el fallo respectivo. Pero mal hacen quienes desde sus redes sociales apuntan y condenan sin fundamento alguno, pues solo lo hacen con el ánimo de ganar protagonismo y creerse salvadores de Popayán. No señores, Popayán no necesita mesías falsos. Lo que necesita son ciudadanos comprometidos con los intereses generales, veedores serios en cada uno de los proyectos y responsables al momento de acusar.
Pero también se debe exigir ejemplo en casa, es decir, a quienes hacen parte de la alcaldía de Popayán. Los funcionarios que allí laboran deben ser los primeros en dar ejemplo de respeto y altura al momento de dar a conocer su labor o defender la de algún otro si ese es el caso, pero sobre todo, deben ser los primerísimos al momento de responder cada duda o queja que se genera por parte de la comunidad. Quienes defienden la administración también deben ser conscientes que detrás de cada persona existe una familia a la cual también se afecta con los improperios que en ocasiones se lazan. La mejor defensa que se tiene es el trabajo realizado desde el pasado primero de enero del 2016.
¿Quién gana y quién pierde con esta polarización? Sin duda hay intereses politiqueros detrás de todo esto, más aún cuando se aproximan unas elecciones al Congreso que se prevén bastante apretadas y llenas de dificultades y que pondrían en aprietos a ciertos abolengos y a ciertos tradicionalismos. Lo que sí es seguro, es que la única que pierde es Popayán y su progreso.
Se debe realizar un llamado a la calma, a la cordura y al respeto. En lo que sí somos claros y hay consenso, creo yo, es que si hay investigaciones, que avancen; si hay culpables, que se condenen; y si hay equívocos, que se reconozcan, se corrijan y se ofrezcan las disculpas respectivas. Todos, absolutamente todos queremos lo mejor para nuestro municipio y todos exigimos claridad, pero sin romper ciertos límites que como sociedad debemos mantener.
Publicado: julio 13 de 2017