Lo sucedido en Colombia con respecto a las declaraciones del Expresidente Álvaro Uribe Vélez, muestra que sigue siendo el líder más importante de Colombia. La mejor prueba de esto es que Daniel Samper, jamás hubiera armado semejante bochinche si se lo hubiera dicho otra persona.
El Expresidente Uribe, no se pasa la vida viendo a quién difama u ofende. Lo que tiene que decir lo dice de frente, sin reparos.
A diferencia de esto, Daniel Samper, vive de eso, de andar buscando de quién se burla o a quién difama.
Con la excusa del humor, ha llegado a decirles cosas muy ácidas a las personas.
Me fascina el humor político, lo disfruto mucho. No creo que dentro de la calificación de humor político quepa el maltrato a las personas.
Usar los defectos físicos de la gente y compararlos con cosas realmente horribles, no creo que sea ni político, ni humor.
Debo decir que esta fue una oportunidad de oro para Daniel Samper. Ha podido aparecer en medios, logró cartas de apoyo de periodistas importantes del país. En mi tierra dicen, “muerto, ¿quieres misa?”. Tal cual eso pasó, lo tomó como la perfecta ocasión para lucirse y decir que la frase del Expresidente Uribe era lo que no era. Le cayó como anillo al dedo.
En el fondo de su corazón sabe él y todos los que lo defienden, que Álvaro Uribe no intentaba decir eso. Lo qué pasa es que como lo dijo Uribe, aprovechan para hacerse propaganda, ya que de otra manera no logran un escándalo semejante.
El periodismo es tan radicalizado, que defiende a sus amigos, con razón o sin razón. Pienso que eso nos va alejando de nuestra realidad y desfigura los hechos.
Queda claro para todos, incluido Daniel Samper y los que lo apoyan, que la frase en cuestión, se refería al maltrato de Samper a Amapola, la bebé de la senadora y precandidata del Centro Democrático, Paloma Valencia. Nada distinto, con eso era suficiente para decirle que no estamos de acuerdo con la violación de los derechos de los niños. Nada tenía que inventarse el Expresidente. Con esto basta y sobra.
Será que si Amapola fuera hija de una amiga de él o de algún periodista, si hubiera dicho lo mismo. Yo que no creo.
Hemos perdido los límites del respeto y de la reflexión antes de insultar.
En este país se puede ofender permanentemente al Expresidente Álvaro Uribe y nada pasa. Es más, ya se ha vuelto costumbre. Con todas las implicaciones de la palabra costumbre.
¿Por qué si nos ofenden no podemos contestar? ¿Por qué si nos ofenden no podemos defendernos?
No estoy de acuerdo tampoco con la defensa insultante y grosera que hacen de Álvaro Uribe. El Expresidente tiene tantos argumentos con que apoyarlo, que la malas maneras sobran.
P.D. No podemos hacer lo que criticamos. A reclamar con argumentos y decencia. No podemos imitar el estilo de los que ofenden a Álvaro Uribe. Eso no se parece a él.
Publicado: julio 19 de 2017