Solo hasta hace dos días me vine a enterar de que yo era una persona «importante» en Colombia.
Y ni miento ni exagero: tiene uno que ser «muy importante» para que el periódico de una ciudad capital del país le dedique la nota central de primera página con fotografía incluida.
Tal honor me lo concedió a primera hora del miércoles el Diario del Cauca de Popayán por el hecho de haber asumido la defensa del alcalde de esa ciudad, doctor César Cristian Gómez.
«Cancino y sus ‘oscuros’ clientes», tituló en primera página el referido matutino. Y en el subtítulo agregó que «este (o sea yo) es uno de los mejores en su oficio ya que ha defendido a personalidades con grandes prontuarios en su contra, y han salido bien librados».
Luego, en la página 7A, en la ampliación de la nota periodística, apareció otro titular que decía: «Cancino, reconocido por defender personajes con grandes problemas».
Sea lo primero decir que el Diario del Cauca me hace un gran honor al reconocer mis cualidades para defender a personas con líos judiciales. Peor sería que de mí que se dijera que no sacó un niño de la cuna o que no soy capaz siquiera de ganar una demanda por alimentos.
Pero vamos por partes:
Primero: no soy un abogado vergonzante. De mi padre aprendí que por un cliente hay que dar hasta la vida si fuera necesario.
«Un cliente es sagrado y no se le falla nunca», me decía mi papá constantemente en momentos en que yo aún era un estudiante de derecho y él ya un reconocido penalista en todo el país.
En realidad yo, Iván Cancino, soy un abogado que efectivamente defiende y ha defendido ciudadanos con problemas con la justicia.
Esas personas, en su mayoría inocentes, han tenido que rendirles explicaciones a la justicia por esas dificultades que la vida nos plantea a todos a diario -muchas veces movidas por intereses políticos- y yo he estado siempre ahí con una postura enhiesta para garantizarles que sus derechos sean respetados.
Respecto del caso del doctor César Cristian Gómez pienso lo mismo: es inocente y ya habrá lugar para demostrarlo en los estrados judiciales.
Segundo: se equivoca el Diario del Cauca cuando insinúa que los abogados somos prácticamente fotocopias de los clientes.
Eso no es así, aunque en cantidad de oportunidades no me ha molestado en lo más mínimo que se diga que yo me parezco o pienso igual que mis poderdantes. Tal vez por eso me buscan. Soy de los que piensan que en la relación abogado-cliente debe haber cierta afinidad.
Tercero: toda persona tiene derecho a una defensa. Ese es un derecho universal. En infinidad de veces lo he dicho y hoy lo repito: tal vez a los únicos que no defendería es a violadores de niños y de mujeres.
Debo reconocer, sin embargo, que no descarto el día en que pueda cambiar de opinión tras tener la firme convicción de que una persona sindicada de ese delito es inocente o víctima de un montaje judicial, cosa que no es extraña en Colombia.
Cuarto: no tengo la menor duda de que los periodistas del Diario del Cauca erraron cuando trataron de presentarme a mí como el personaje de la noticia de la semana en Popayán. Repito: yo soy simplemente un abogado penalista que ejerce su profesión con altura y respeto.
Qué bueno que los reporteros del Diario del Cauca se hubieran tomado la molestia de llamarme antes de publicar el flojo e incompleto perfil sobre mí.
De haberlo hecho, yo mismo les hubiera contado por ejemplo que se quedaron cortos en la lista de personalidades a las que he defendido. Así por encimita: ese listado publicado el miércoles se puede multiplicar tranquilamente por 20, por 30 y hasta por más.
Finalmente, si los periodistas del Diario del Cauca hubieran preguntado sobre mí a sus colegas de Bogotá (ciudad donde tengo mi oficina principal) seguramente se habrían enterado de que tengo fama de no llegar a los despachos judiciales escondido o disfrazado para huir de las cámaras y los micrófonos.
Me precio de tener una excelente relación con los periodistas de la capital colombiana. De hecho, tengo el honor de ser constantemente invitado por importantes medios de comunicación a expresar mis opiniones sobre el acontecer nacional. Seguro que esos medios jamás me invitarían a sus oficinas si dudaran de mí como profesional de la abogacía.
Señores del Diario del Cauca: amén de todos los reproches anteriores, que no guardan rencor alguno, estaré siempre a su disposición para cualquier consulta o comentario.
Publicado: julio 21 de 2017