¿Qué hacer o cual camino tomar, cuando a un partido político comienzan a acercarse ciudadanas y ciudadanos, convencidas y convencidos que las cosas están cambiando y que la participación política será ahora sí, con garantías de igualdad, con pulcritud y transparencia; pero por el otro lado se asoman, quienes expertos en las practicas electorales tradicionales, aspiran a integrar sus listas sin consideración alguna por la doctrina política o la filosofía partidista, bajo la única premisa del pragmatismo absoluto?
Encontrar una respuesta, termina siendo bastante difícil, más aun, cuando estamos en un régimen electoral que otorga potestad a los propios partidos para definir si sus listas son abiertas o cerradas, de tal suerte que las listas abiertas se convierten en la más absurda y vulgar competencia económica por determinar quien compra más votos, y la cerrada, en el riesgo de que pocos trabajen en procura de buscar los votos, en una clara circunstancia que atenta contra el éxito electoral del partido.
Las elecciones venideras, en las que se escogerán los miembros del Congreso de la República, no se prevén como las más dinámicas de los últimos tiempos. Al contrario; los electores están desarrollando un hábito de rechazo y repudio por la clase política parlamentaria, tal vez basados en los constantes escándalos de corrupción y la desfachatez de algunos miembros del poder legislativo, quienes por mostrar y ostentar sus incrementados patrimonios, y su incapacidad por resolver los problemas que agobian a la mayoría de población colombiana, muestran su carencia de modestia, humildad y conocimiento. Esas condiciones saltan a la vista desde sus mismas ropas, atuendos, viviendas y automóviles. Claro que hay honrosas excepciones.
Hay una dialéctica importante que está inspirando la posibilidad para nuevos liderazgos. Que el alcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández, salga a cuestionar con nombres propios algunas de los fórmulas que se están estructurando dentro del partido liberal para el Congreso de la República, no deja de inquietar sobre el eco de sus palabras en los ciudadanos, sí se tiene en cuenta, que fue a punta de dialéctica que logro llegar a la alcaldía de Bucaramanga.
Algo me intuye, que los directivos de los partidos políticos de Colombia, no están viendo el espacio que le van a entregar al partido político de las Farc quienes no dudarán en imprimir a la estructuración de sus listas, los mejores perfiles y cuadros políticos, basados en la capacidad de retórica, argumentación del proyecto político y la adopción de buenas prácticas políticas bajo las recomendaciones del PNUD y los organismos internacionales.
Difícil tarea, en un escenario en el que la puesta en marcha de un régimen de listas cerradas, pudo ser camisa de fuerza para todos los partidos políticos, pero no lo fue. Lo demás, es acudir a la definición de umbrales éticos, para determinar con precisión, que es compra-venta de votos y que son gastos electorales. Pero que lastima, que en una sociedad de política tramposa, sigamos como siempre, alimentando la corrupción desde la conformación e integración de los poderes públicos.
Publicado: julio 18 de 2017