Debate nacional por cuenta de la tesis de Abelardo De La Espriella, quien planteó que el dictador venezolano debe morir.
El doble rasero
El país político se alborotó a raíz de una reciente columna del abogado Abelardo De La Espriella, en la que recogió la antigua tesis del “tiranicidio” como mecanismo válido de las sociedades para liberarse de los regímenes despóticos, en referencia a la crisis que se vive en Venezuela por cuenta de la dictadura de Nicolás Maduro.
En palabras de De La Espriella, “los venezolanos de bien y la comunidad internacional en pleno deben entender que la muerte de Nicolás Maduro se hace necesaria para garantizar la supervivencia de la República. No se trataría de un asesinato común, sino de un acto patriótico que está amparado por la constitución venezolana y que resulta, por demás, moralmente irreprochable”.
Quién dijo miedo
Los denominados “forjadores de opinión”, no han ahorrado esfuerzo a la hora de mostrar una supuesta indignación frente a la columna del abogado. Lo curioso es que los que hoy se manifiestan en contra de ese planteamiento, hace unos años, aplaudieron hasta la saciedad una hipótesis similar, trazada por el exmagistrado y excandidato presidencial de la izquierda, Carlos Gaviria Díaz.
“Una cosa es matar para enriquecerse y otra cosa es matar para que la gente viva mejor”
Carlos Gaviria, un hombre abiertamente simpatizante de la izquierda y defensor de la existencia del delito político en Colombia, en un trascendental debate en octubre de 2007 con el excomisionado de paz del gobierno Uribe, Luis Carlos Restrepo, justificó los crímenes de la guerrilla, al aseverar que “el delito político es un instrumento importantísimo para una negociación… Una cosa es matar para enriquecerse y otra cosa es matar para que la gente viva mejor”.
El error de Gaviria era de fondo, pues partía de la premisa de que en Colombia existía un régimen despótico y que las Farc utilizaban las armas como medio para liberar a un pueblo oprimido.
Colombia es una democracia, Venezuela una dictadura
La diferencia entre Colombia y Venezuela, salta a los ojos. Mientras nuestro país tiene un sistema democrático asediado por el narcotráfico y el terrorismo, en Venezuela impera un régimen del terror, liderado por unos criminales que asesinan y encarcelan a la oposición.
Durante buena parte de su vida, Carlos Gaviria defendió la tesis de que nuestro país no brindaba oportunidades democráticas y nunca hizo la menor expresión de rechazo contra la dictadura venezolana. Lo curioso es que esa democracia colombiana que tanto despreció el doctor Gaviria, fue la misma que le permitió a la izquierda en la que él militaba, sacar en las elecciones de 2006 la más alta votación de su historia.
Publicado: julio 11 de 2017