El arrepentimiento del exfiscal anticorrupción, Gustavo Moreno, no se puede limitar a una carta sensiblera. Debe delatar a sus compinches.
Desde su lugar de reclusión, previendo que el peso de la justicia se posará sobre sus hombros, el corrupto exfiscal “anticorrupción” Gustavo Moreno emitió una carta en la que pide perdón por sus delitos.
Es evidente que la reacción del reo no es ni sincera ni espontánea. Moreno es un delincuente de talla mayor y antes de asumir el cargo como jefe de la unidad anticorrupción, había cuestionamientos sobre su solvencia moral.
En LOS IRREVERENTES denunciamos su maridaje con el entonces presidente de la corte suprema de Justicia, el polémico Leonidas Bustos.
En concreto, Moreno debe dar muestras reales de arrepentimiento, mucho más eficaces que una carta sensiblera y manipuladora. Contar la historia de un lujoso BMW que figuraba a nombre suyo, pero que era utilizado por el hoy exmagistrado Bustos. De dónde salió, quién lo pagó, cuál es la razón por la que el vehículo estuviera matriculado a su nombre y no al del togado. Todo ello fue denunciado en este portal antes de que Moreno asumiera el cargo como fiscal anticorrupción.
Él, en vez de dar respuestas, mandó razones a través de una abogada pidiendo silencio y buscando encuentros reservados con el director de este portal, solicitud que fue rechazada por LOS IRREVERENTES, que respondieron que con gusto si Moreno quería dar una entrevista, ésta sería publicada.
Si es cierto el arrepentimiento de Moreno, éste debe ir más allá de la redacción de cartas inmodestas en las que se hace un resumen fantoche de su hoja de vida y dar muestras concretas, empezando por la delación de todos los demás miembros de la Bacrim judicial de la que él hizo parte fundamental.
En este caso, será muy interesante oír a los exmagistrados Francisco Ricaurte y Leonidas Bustos. Así mismo, ¿Montealegre, el exvicefiscal Perdomo y el exfiscal delegado ante la Corte Suprema, Juan Vicente Valbuena. Cuál era el alcance de su relación con Moreno, sabían y participaban de sus andanzas?
El fiscal Néstor Humberto Martínez no tiene ninguna responsabilidad en los delitos cometidos por Moreno. Él, al final del día, es una víctima más de ese delincuente. Martínez depositó en su subalterno la confianza para llevar a cabo la cruzada contra la corrupción y Moreno lo defraudó. Necio sería tratar de endilgarle algún tipo de responsabilidad al fiscal general por las actuaciones ilegales de quien era su empleado, a quien él ni encubrió ni alentó, pues no le tembló el pulso para ponerlo en evidencia y capturarlo con fines de extradición.
En ese entramado de corrupción participó un nutrido grupo de abogados quienes se encargaban de lavar los dineros de los sobornos, haciéndolos pasar por honorarios profesionales. Ellos, también deben ser evidenciados por Moreno. Que este dramático episodio que ensombrece a Colombia, sirva para limpiar, de una vez y por todas, las máculas que se han incrustado en nuestra administración de justicia.
Esto no puede terminar con una carta escrita al calor de las emociones, con la devolución de unos aretes y una pulsera comprada con el dinero que Lyons le entregó en Miami a Moreno y con la delación calculada de unos pocos cómplices. El exfiscal anticorrupción debe devolver hasta el último centavo que ha recibido de forma ilegal –antes y durante el ejercicio de su cargo-, decir los nombres de todos sus secuaces y asumir con entereza las consecuencias de sus actos, las cuales indefectiblemente deberán ser pagadas en una rigurosa celda en los Estados Unidos.
Esta es una bella oportunidad para que el fiscal Néstor Humberto Martínez le envíe a la sociedad colombiana un mensaje incuestionable en el sentido de que ser pillo, definitivamente ha dejado de pagar.
Publicado: julio 4 de 2017